OPINIÓN: Fachas y rojos

Reconozco que la portada de ayer de La Razón me emocionó. «Las cuentas pendientes del 23 F», rezaba el titular. En la fotografía posaban, en tono amigable, el presidente de las Cortes, José Bono, y varios diputados del PSOE y del Partido Popular. Una instantánea que refleja el triunfo de la democracia y que nos hace entender que las diferencias actuales entre nuestros políticos son sólo puntos de vista que se dirimen en el hemiciclo.
Pero hete aquí que el mismo domingo la localidad abulense de Candeleda inauguró un mausoleo en el cementerio en memoria de las víctimas republicanas de la Guerra Civil. Una bandera preconstitucional presidió la fosa. Durante la celebración, a escasos metros, otro grupo de personas entonaba himnos falangistas.
Me duele España, que diría Unamuno. Parece mentira que después de tantos años se hable de bandos. Me cuesta creer que en las familias se continúen alimentando odios de generación en generación. Y lo peor de todo, me entristece profundamente que sólo nos sintamos miembros de una nación cuando ganamos el Mundial de fútbol o baloncesto. Por fortuna, hechos como el acaecido en Candeleda son excepcionales. La juventud goza de una salud y una frescura envidiable. Son capaces de cambiar el mundo. Ellos nos demuestran, cada día, que no hay negros, ni blancos, ni rojos, ni azules. Con la tolerancia por bandera caminan con paso firme, haciendo una España mejor.