Caso Faisán
Alguien cantará
Tiene motivos sobrados Alfredo Pérez Rubalcaba para andar preocupado por su candidatura a la sucesión de Rodríguez Zapatero.
El «caso Faisán» no es un caso cualquiera y de ahí que el triministro pierda los nervios cada vez que se le saca este asunto en el Congreso de los Diputados.
El chivatazo no fue una quimera. Existió de verdad. Los policías alertaron a los terroristas de verdad. Se trataba de ganarse a ETA por la vía del «buen rollito».
Ya se sabe, el fin justifica los medios. Nada de lo que se haga es grave o importante si al final se logra lo que uno quiere.
Y aquí estamos. Con Carlos-gé, jefe del operativo policial, agobiado por las circunstancias y ofreciéndole ahora al juez las imágenes del «momento» que otrora fueron presuntamente amputadas.
¿Dónde estuvieron esas imágenes durante los cinco años transcurridos desde que comenzó la investigación? ¿Por qué no se entregaron en su día? ¿Por qué se eliminaron?
Dice la Guardia Civil que los cortes detectados en la cinta de vídeo del famoso chivatazo «no son accidentales».
Hoy más que nunca huele a chamusquina. Se atisba manipulación. Tiene motivos Pérez Rubalcaba para estar preocupado.
Es previsible que alguno de los policías a los que se quiere responsabilizar del caso acabe tarde o temprano diciendo que él sólo cumplía órdenes.
Alguien cantará. Por desgracia para el ministro y la cúpula política de Interior.
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