Cancún
Con voluntad política Cancún puede marcar el progreso climático por la comisaria europea de Acción por el Clima
En 2050 habrá más de 9.000 millones de personas en la Tierra. Para adaptarnos a este aumentode población sin avivar el peligroso cambio climático, nuestra única opción es completar la transición a una economía mundial baja en carbono. Es lo que está en juego en las negociaciones internacionales sobre el cambio climático y por eso es tan importante la próxima Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Clima, que se celebrará en Cancún.
Necesitamos un acuerdo ambicioso y jurídicamente vinculante para una acción global contra el cambio climático. La Unión Europea está dispuesta a llegar a un acuerdo al respecto en la Conferencia del 29 de noviembre en Cancún, pero varias de las principales economías, incluidas EE UU y China, no lo están.
Cancún no será el final del camino, pero puede representar un paso significativo hacia un acuerdo climático global legalmente vinculante. Es posible (y necesario) lograr avances en una serie de decisiones, políticamente equilibradas, sobre temas esenciales que se traduzcan rápidamente en medidas climáticas concretas.
Estas decisiones deben partir de los avances logrados en las anteriores negociaciones internacionales sobre el clima y establecer algunos elementos principales de la «arquitectura» del futuro régimen mundial sobre el clima, que ha de basarse en el Protocolo de Kioto e incorporar las orientaciones políticas del Acuerdo de Copenhague del pasado diciembre.
En las recientes reuniones preparatorias para Cancún he detectado hambre de acuerdo sobre estos principios. Con voluntad política, la Conferencia puede traducir esto en un verdadero paso adelante.
Está a nuestro alcance adoptar decisiones sobre cuestiones como la adaptación al cambio climático, la lucha contra la deforestación, la cooperación en materia tecnológica y las normas de gobernanza de un nuevo fondo para el clima.
Para la UE, un conjunto equilibrado de medidas debe incluir avances en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. En particular, habrá que presentar en el marco de Naciones Unidas los compromisos de reducción de emisiones adoptado en la cumbre de Copenhague por los países desarrollados y en vías de desarrollo.
«Anclando» nuestras promesas de esta manera haremos posible la discusión en un foro global de las incertidumbres que rodean a algunas de ellas y el estudio de los métodos para poder hacerlas más ambiciosas con el tiempo. Los compromisos actuales son un comienzo, pero está claro que no son suficientes para evitar que la temperatura mundial suba dos grados centígrados, algo esencial, según reconoce el Acuerdo de Copenhague.
Además, necesitamos ver progresos en Cancún que permitan reformar y ampliar el mercado internacional de carbono para aprovechar el enorme potencial de ahorro de emisiones en las principales economías emergentes. Como sabemos en Europa por nuestro propio modelo de comercio de derechos de emisión, los mecanismos del mercado de carbono reducen el coste del recorte de emisiones, puede impulsar la inversión en tecnologías innovadoras bajas en carbono y convertirse en importantes fuentes de financiación para futuras actuaciones relacionadas con el clima.
Es clave que los países desarrollados cumplan sus compromisos de financiación rápida inicial para ayudar a los países en desarrollo a luchar contra el cambio climático. La UE lo está haciendo. Este año hemos destinado 2.200 millones de euros para el fondo de ayudas, de los 7.200 millones de euros acordados para tal fin entre 2010 y 2012. En Cancún, la UE hará público un informe completo sobre cómo hemos cumplido nuestro compromiso este año.
La creación de confianza también requiere una mayor transparencia -transparencia en cómo los países cumplen con sus promesas de emisión, y transparencia en cómo los países desarrollados proporcionarán financiación a largo plazo para ayudar a los países en desarrollo en la lucha contra el cambio climático. Por ello la Unión Europea está presionando para lograr un acuerdo en Cancún que signifique normas más rigurosas de control, notificación y comprobación.
Un conjunto de decisiones en este sentido en Cancún constituiría un significativo paso intermedio hacia el acuerdo global sólido y jurídicamente vinculante que el mundo necesita. Un marco ambicioso global ayudará a acelerar la revolución de la economía baja en carbono, estimulará el crecimiento ecológico, creará nuevos puestos de trabajo y fortalecerá la seguridad energética de Europa.
Lograr un conjunto de medidas políticamente equilibradas no será fácil, pero está al alcance. Por el contrario, si se fracasa, aumentaría el riesgo de que las negociaciones internacionales sobre el clima pierdan impulso y relevancia. Con voluntada política, Cancún puede ser un éxito. Europa va a trabajar durante las dos semanas de la Conferencia para garantizar que así sea.
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