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Los soldados españoles abaten a un talibán en un nuevo combate

Los soldados españoles abaten a un talibán en un nuevo combate
Los soldados españoles abaten a un talibán en un nuevo combatelarazon

MADRID- El miércoles por la mañana, un disparo talibán hería en el hombro a un legionario. Veinticuatro horas después, otro combate a escasos kilómetros se saldaba con mejor suerte para los soldados españoles. Una patrullla hispano-afgana circulaba unos kilómetros al sur de Ludina cuando fueron sorprendidos por un grupo de talibanes que iniciaron un hostigamiento con armas cortas. Inmediatamente, los efectivos españoles y del Ejército afgano respondían al ataque hasta que los insurgentes terminaban por huir. Una vez acabado el combate, los militares constataron que habían provocado una baja en el enemigo mientras que ninguno de los integrantes de la patrulla sufría daño alguno.

A la baja producida entre los talibanes el jueves habría que sumar otra aún no confirmada el miércoles pero que fuentes militares dan como segura. En muchos casos, los insurgentes se llevan los cuerpos de los abatidos, por lo que es difícil asegurar al cien por cien las bajas.

Mientras el legionario de 23 años herido el miércoles se recupera del balazo que recibió en la clavícula, se van conociendo más detalles acerca del hostigamiento que sufrió la patrulla española. Según fuentes militares consultadas por LA RAZÓN, el ataque se produjo a mucha menor distancia de la habitual. En concreto, las fuentes citadas señalan que los talibanes atacaron a menos de cuatrocientos metros de la patrulla española, pero no porque planearan una emboscada a esa distancia sino porque se encontraron a los militares en una posición próxima a un puesto de observación del Ejército afgano al que estaban reabasteciendo. La consistente resistencia de los legionarios y la potente respuesta dio al traste en menos de media hora con el ataque talibán.

Las mismas fuentes confirmaron que el disparo que hirió al soldado no fue realizado con un fusil de precisión sino con un arma corta de las que habitualmente utilizan los insurgentes. El hecho de que la bala entrara por la zona comprendida entre el cuello y el hombro (como ocurrió con el sargento primero Moya, muerto) es, según las fuentes, fortuito. El soldado se encontraba tumbado respondiendo al ataque cuando fue alcanzado. En ocasiones, los militares se quitan el cuello de protección del chaleco para tener más movilidad ante hostigamientos como el del otro día, lo que deja un espacio mayor desde el borde del chaleco antibalas hasta el cuello.

 

El avispero en el que viven las tropas
El lugar donde las tropas españolas han tenido que combatir esta semana dos veces se ha convertido desde hace meses en el mayor avispero para nuestras tropas. Ludina es una pequeña ciudad al noroeste de Qala-i-Now (sede del grueso de las tropas), unidas ambas por una carretera que, desde la base cercana a la primera, avanza hacia el norte de la provincia. Es la ruta Lithium, que entra de lleno, a partir de Ludina, en territorio pastún y de traficantes de heroína. Allí, las patrullas españolas sufren constantes hostigamientos. En junio, cuatro soldados y un intérprete resultaron heridos por un artefacto. En noviembre, un disparo acabó con la vida del sargento primero Joaquín Moya.