Barcelona
«Pero qué quiere Rajoy que hagamos las leyes que quiere el Papa»
Zapatero entra en la campaña catalana con un discurso laicista una semana después de la visita de Benedicto XVI
VILADECANS- El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, no quiso abrir la pasada semana una nueva polémica con el Vaticano y evitó cualquier tipo de confrontación verbal durante la visita del Papa a Santiago de Compostela y a Barcelona. Admitió el peso de la Iglesia en la sociedad durante su entrevista con el Santo Padre. Sin embargo, Zapatero no consideró necesario llevar sus esfuerzos diplomáticos hasta la Sagrada Familia, donde Benedicto XVI ofició la ceremonia de dedicación del templo de Gaudí. Su ausencia le valió las críticas de Mariano Rajoy por «no dar la talla» y, ayer, Zapatero entró al trapo: «¿Pero qué quiere Rajoy, que hagamos las leyes que quiere el Papa? No, haremos las leyes que quieren el Parlamento y los ciudadanos de este país, para todos y con igualdad».
El presidente del Gobierno se expresó de esta manera en Viladecans (Barcelona) durante un mitin de apoyo a la candidatura de José Montilla a la Generalitat. Zapatero irrumpió por primera vez en la campaña catalana y lo hizo acentuando su discurso de izquierdas. «Ya hemos vivido décadas y décadas aceptando determinados códigos de conducta y determinadas formas de ver la vida. Pero ya no aceptamos que nadie nos imponga una moral porque cada uno se impone la suya. ¡Porque somos ciudadanos libres!», clamó el jefe del Ejecutivo ante las 2.000 personas reunidas en el pabellón Cubic de Viladecans.
Las palabras de Zapatero tuvieron algo de terapia de autoayuda después de una semana en la que ha tenido que explicar en el Congreso por qué aplaza la reforma de la Ley de Libertad Religiosa. «La reforma de esta ley es conveniente pero no urgente», respondió al portavoz de ERC, Joan Ridao, que le acusó de «renunciar a su agenda laicista». De ahí que el presidente del Gobierno se empeñara ayer en realzar sus convicciones civiles e irreligiosas.
Derechas e izquierdas
Su discurso en Viladecans se centró durante buena parte del tiempo en loar las virtudes del progresismo y en arremeter contra sus adversarios del PP y CiU. «¿Pero cómo va a ser igual ser de izquierdas que de derechas?», se preguntaba Zapatero desde el atril. Formulado este interrogante, pasó a atacar el modelo económico de la derecha, basado, según dijo, «en la construcción y el ladrillo».
Pero si una cosa hizo ayer el presidente del Gobierno fue tomar el relevo de Alfredo Pérez Rubalcaba –el último peso pesado del PSOE que acudió al rescate de Montilla en campaña– denunciando la «catalanofobia» del PP. Zapatero instó al presidente del Partido Popupar a no ir nunca más «contra Cataluña para intentar ganar votos en el conjunto de España». «Después de lo que hemos vivido en la Legislatura del Estatut y posteriormente, les pido que en esta compaña, solemnemente, que establezcan este compromiso», dijo. En este punto ironizó con que la esposa de Rajoy le llame «el catalán» por su frecuente presencia en Cataluña. «A buenas horas, mangas verdes», comentó.
La denunciada «catalanofobia» del PP sirvió al presidente del Gobierno para contraponer el perfil del PSC, «el partido que más se parece a Cataluña». Subrayó en este sentido que los socialistas representan «la convivencia» y lo justificó explicando sus posturas en lengua y en inmigración. «Abrazamos al catalán y al castellano por igual. Defendemos ambas lenguas por igual, mientras que hay otros que sólo abrazan una de ellas. Nosotros no porque creemos que tienen los mismos derechos», afirmó.
Respecto al fenómeno de la extranjería, un asunto muy presente en la campaña catalana, Zapatero proclamó que su partido tiene «el mismo respeto a la gente que viene de fuera, independientemente del color de piel que tenga». «Este partido está forjado por personas que vinieron fuera de Cataluña, es un partido que preserva la convivencia y que estará siempre en la primera línea contra la xenofobia», señaló.
Las diferencias con Montilla
En el tramo final de su mitin, el presidente del Gobierno tuvo palabras para Montilla, a quien describió como un político «recio, serio, trabajador y que no se adrona». Aunque el presidente de la Generalitat admitió que durante varios momentos de esta Legislatura ha tenido «diferencias» con el Gobierno, Zapatero prefirió subrayar, como hace cada vez que visita tierras catalanas, que gracias a la combinación de gobiernos socialistas Cataluña ha alcanzado su máximo nivel de autogobierno, de financiación y de inversiones. «Y ahora, a por la sorpresa y a ganar», concluyó el presidente del Gobierno.
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