Oslo
Noruega pierde la inocencia
Al menos 17 muertos en el primer atentado en la historia del país. Un coche bomba devastó el centro de Oslo y, dos horas después, un terrorista «de aspecto noruego» causó una masacre en la isla de Utoya > Matanza en el campus laborista > El detenido por el tiroteo es noruego y podría estar relacioando con la extrema derecha
MADRID-Conmoción e incredulidad en Noruega tras sufrir ayer el primer ataque terrorista de su historia. El país que cada año entrega el Premio Nobel de la Paz sufrió en sus propias carnes el azote del terrorismo. El 22 de julio de 2011 pasará a la historia como el 11-S noruego, el día en el que el país escandinavo, campeón de la paz y de las libertades indidividuales, perdía su inocencia.
El aciago día arrancó a las 14:20 horas, cuando una fuerte bomba hacía explosión en el complejo gubernamental, situado en pleno centro de Oslo, dejando a su paso un panorama apocalíptico, con montañas de cascotes y cristales esparcidos por las calles aledañas. Al cierre de esta edición, el balance oficial hablaba de al menos siete muertos y quince heridos, varios de ellos graves, a los que habría que añadir, sin confirmar, otros 10 fallecidos en el tiroteo que más tarde tuvo lugar en la isla de Utoya.
Este segundo ataque ocurrió dos horas después en unas instalaciones ocupadas por unas 500 personas. El agresor era un hombre de 32 años vestido con un uniforme de policía que fue detenido posteriormente. Al parecer, el hombre era rubio, medía entre 1,80 y 1,90 metros y habría participado en el primer atentado hasta el punto de que no se descarta que sea el único autor material de los hechos.
Al parecer, siempre según las primeras investigaciones, el sujeto fue visto en la zona donde estalló el coche bomba minutos antes de la explosión. Posteriormente se habría desplazado a Utoya, a donde habría cruzado en barca.
Oslo, zona de guerra
La explosión en la capital dañó seriamente la oficina del primer ministro, Jens Stoltenberg, que en esos momentos se encontraba de viaje. Las primeras investigaciones hablan de un coche bomba colocado frente a uno de los edificios oficiales. De hecho, las imágenes de la televisión noruega mostraban los restos de la carrocería de un vehículo destrozado.
Otros medios locales apuntaban a que hubo una segunda explosión en la cafetería de uno de los edificios, extremo que no pudo ser comprobado.
Ante la conmoción general del país, el primer ministro se puso en contacto con la televisión pública para demostrar que tanto él como el resto de su gabinete se encontraban sanos y salvos.
El primer ministro calificó la situación de «grave», y lamentó que «incluso cuando se está preparado, resulta dramático cuando estos acontecimientos tienen lugar». En una segunda declaración, el líder laborista, que permanece oculto en un lugar secreto por motivos de seguridad, aseguró también que no se revelarán los nombres de las víctimas hasta haber contactado con sus respectivas familias.
Desbordada por la situación, la Policía hizo un llamamiento a los habitantes de Oslo para que permanezcan alejados del centro de la capital, que cuenta con medio millón de habitantes, y no utilicen el metro.
Asimismo, las Fuerzas de Seguridad mostraron su inquietud ante la posibilidad de que un número indeterminado de personas permanezca aún en el interior de los edificios afectados.
Ningún grupo terrorista reivindicó la autoría del ataque. El diario «The New York Times» informó de que el grupo yihadista Ansar Al Yihad Al Alami se había declarado autor del ataque. Horas después, la organización terrorista se desvinculaba del doble atentado y ganaba peso la hipótesis del extremismo local.
De hecho, los últimos datos barajados por los investigadores apuntaban a que el único detenido podría haber actuado de acuerdo a motivaciones políticas –antisistema y en contra del Gobierno– más que por su vinculación con organizaciones islamistas. La cadena de televisión noruega Tv2 facilitó la identidad del presunto francotirador capturado, quien según fuentes policiales es Anders Behring Brevik.
Objetivo: el jefe del Gobierno noruego
La Policía noruega mantenía al cierre de esta edición la hipótesis de que el atentado contra la sede del primer ministro, Jens Stoltenber, y el ametrallamiento, dos horas después, de un campamento juvenil laborista en la isla de Utoya están relacionados. De confirmarse, parece que el objetivo principal del ataque era el propio jefe del Gobierno, ya que se había publicado en la Prensa, erróneamente, que tenía previsto acudir ayer al campamento para pronunciar un discurso.
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