Florentino Pérez
Diga «32» por Julián Redondo
El Real Madrid ha firmado una Liga ejemplar, única, un compendio de récords que hoy parecen insuperables. Cien puntos, 121 goles, 32 victorias –la mitad, fuera del Bernabéu, otro registro extraordinario– y sólo dos derrotas... Una excepcionalidad que se resume en el título liguero número 32. Quedará para la historia, en la superficie de la estadística. Y no descarten que a partir de ahora el médico de cabecera, si es seguidor del Madrid, convierta la cifra en leyenda. Cuando proceda a la auscultación de un paciente y le aplique el fonendo le exhortará a que diga «32». El método, que se antoja ancestral y no lo es, por lo visto ha caído en desuso. Antes, para detectar derrames pleurales, el doctor quería que el enfermo dijera «33»; si al pronunciar la cifra sonaba como si hablara debajo del agua es que había líquido en los pulmones. En los del Madrid hay toneladas de oxígeno, energía que José Mourinho ha canalizado finalmente hacia el éxito. Y la gloria, que no es efímera, que dura por lo menos la temporada, no ha cegado a Florentino Pérez, su presidente. Cuando agradeció en Cibeles el recibimiento de la alcaldesa Ana Botella, tuvo un cariñoso recuerdo para el Atlético, eterno rival, al que felicitó por la consecución de la Liga Europa.
Días de vino y rosas para el fútbol madrileño, que volverá a la Liga con cuatro equipos en Primera. Mientras, en Villarreal, llanto y crujir de dientes. El equipo se ha ido a Segunda al tercer cambio de entrenador durante el curso, mala praxis, y después de vender activos como Cazorla para enfrentarse a los pagos. Es injusto que clubes que entraron en Ley Concursal para regatear a los acreedores continúen en Primera mientras quien sigue la línea recta, sin desviarse, termina en Segunda. Repugnante praxis.
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