Londres
La plena dignidad por Agustín Matía
El debate sobre la intención del Gobierno para modificar la actual legislación del aborto ha puesto sobre la mesa la cuestión del cumplimiento y la visión existente en España sobre los derechos humanos de las personas con discapacidad. Desde 2006, existe una herramienta legal (la Convención Internacional de Derechos de Personas con Discapacidad) que plantea en todo su redactado y en diferentes artículos (también el Art. 10 sobre el derecho a la vida), el reconocimiento de la plena dignidad y equivalencia de derechos de todas las personas con discapacidad. Es decir, que estas personas deben ser tratadas, reconocidas y valoradas con los mismos derechos que el resto de los seres humanos.
No es un debate teórico. El asunto que nos atañe conlleva el hecho de que no pueden existir limitaciones o supuestos sobre el aborto establecidos para personas con discapacidad (por malformaciones, anomalías, minusvalías...), ya que hacerlo establecería la idea de que las personas con discapacidad son sujetos de menor consideración y dignidad. Por lo tanto, la actual legislación sobre el aborto, debe eliminar los contenidos que permiten el supuesto eugenésico (aborto por discapacidad). Sin mayores debates o cortapisas, sencillamente por cumplimiento de derechos humanos de las personas con discapacidad.
Ciertamente, el debate social sobre el aborto es un «terreno minado» pleno de controversias y consideraciones éticas, morales, políticas e ideológicas. Pero en relación al mismo, aquí sí podemos actuar con firmeza, podemos evitar que exista el aborto por discapacidad… Y eso es lo que ha recordado DOWN ESPAÑA, hablando en nombre de las personas con síndrome de Down de nuestro país que no quieren ser considerados como «ciudadanos de segunda clase».
Justo estos días, hemos sido testigos en Londres de cómo un deportista con discapacidad (el atleta Pistorius) ha dado un ejemplo de superación y de normalización. Pero sobre todo ha manifestado con su esfuerzo que la dimensión más noble del ser humano no descansa en sus limitaciones (físicas, mentales o intelectuales) ni en su diferente capacidad. El antiguo lema olímpico: «Citius, altius, fortius» es toda una declaración de libertad y de avance, dirigida a toda la humanidad, sin limitaciones por sexo, edad, nacionalidad, raza, religión, discapacidad o condición social. Cuando Pistorius cruzó la línea de meta y trazó sus últimas zancadas, todos avanzamos con él en esa larga carrera por la plena dignidad de las personas con discapacidad. Indudablemente, «otro pequeño paso para el hombre, pero un gran paso para la humanidad».
Agustín Matía
Gerente de DOWN ESPAÑA
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