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Los expertos preocupados por el auge de las niñas madre

En España, las mujeres no quieren o no pueden ser madres antes de los 30 o 31 años. Así lo demuestra el Instituto Nacional de Estadística (INE), que revela que esta es la media para tener el primer hijo, una edad que no ha dejado de retrasarse en las últimas décadas

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En medio de este panorama, con el que los expertos auguran un «invierno demográfico» en los próximos años, la noticia de la maternidad de una niña de diez años en Sevilla ha resultado, si cabe, más chocante. Pero, mientras los servicios sociales de la Junta de Andalucía miran con lupa el caso, vigilado también por los medios, la historia de esta pequeña se repite varias veces al año en nuestro país.

En concreto, en el último año del que se tienen cifras (2008), un total de 653 niñas menores de 15 años se quedaron embarazadas. De acuerdo con datos del INE, 178 dieron a luz. Sanidad revela que otras 475 abortaron. Entre las primeras no se concretan las edades; entre las segundas, se contabiliza incluso una interrupción del embarazo de una niña aún más joven que la que ha saltado a las páginas de los diarios esta semana, de sólo nueve años. Sólo que, en la mayoría de los casos, las familias y los profesionales consiguen guardar el secreto, y la opinión pública no llega a enterarse nunca.

Precocidad sexual

Diez años es una edad muy temprana, pero el caso de la chica de Jerez no es el primero. Y no será el último. Aunque resulte paradójico, mientras el grueso de las mujeres evita la maternidad hasta una edad más que madura, los expertos alertan de que, el adelanto de la pubertad en el mundo desarrollado y la cada vez mayor precocidad en las relaciones sexuales puede aumentar estos casos. Algo que todos coinciden en señalar como muy negativo, por mucho que a las familias, como en el caso de la menor andaluza, les parezca motivo de alegría. «Los riesgos son muchos. En el plano obstétrico, se pueden producir abortos y partos prematuros, hay riesgo para el recién nacido y también para la madre, que puede sufrir anemia y lesiones graves en el parto. Pero lo más preocupante son los riesgos psicológicos».

Así lo explica José María Laílla, vicepresidente de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO). Cuenta que el año pasado, sólo en Cataluña, donde trabaja, se atendieron dos partos de niñas de 11 años, y él mismo tuvo que atender un caso muy similar al de la niña rumana de Jerez, un parto de una menor de sólo 12 años. «A esa edad –explica– el mayor peligro es la falta de madurez. ¿Es capaz una niña de cuidar a un bebé? Aunque la familia le ayude, es preocupante que no pueda tener un vínculo afectivo con el bebé, que lo tome más como una muñeca que como un hijo».

Similar opinión sostiene Carlos Marina, profesor de Pediatría de la Universidad Europea de Madrid. A su juicio, «la maternidad tiene su tiempo, y en Pediatría estudiamos la necesidad de prevenirla a edades tan tempranas, sobre todo por el impacto psicológico». Sin embargo, los pediatras se topan con una realidad en los últimos años. De acuerdo con estudios recientes, como el del Departamento de Crecimiento del Rigshospital de Copenhague, la pubertad se ha adelantado en Europa en los últimos 15 años. Si en los 90 la media para la primera menstruación era de 13 años y medio, ahora se produce antes de los 13. Marina apunta que también se ha adelantado la pubertad en los varones. Factores diversos –desde el clima a la obesidad infantil, pasando por las condiciones higiénicas– se han apuntado como causa del fenómeno. Pero el caso es que con este hecho, unido a la permisividad sexual, los profesionales se encuentran cada vez más con situaciones de «alto riesgo».