Sevilla
OPINIÓN: Rasca y pierde
Llegó demasiado tarde para detener las setas. La micropolítica, como dijo Zenón de Elea del movimiento, se demuestra andando. Sereno acatamiento de las sentencias sobre la biblioteca del Prado y ahora, oídos abiertos ante los dictámenes de la Unesco, refractarios a la Torre Pelli. Al diablo con las grandes obras. Ni el alcalde ni el copresidente (ambos flamantes) de Banca Cívica se llevarían el disgusto de sus respectivas vidas si la superioridad les aconsejase redimensionar el proyecto. Por partida doble: al tamaño de Sevilla y a la circunstancia de su economía. Hay un perfume de anacronismo en esta historia de que una caja de ahorros (que en paz descansen) erija un rascacielos (a la moda de los años 30 del siglo pasado). Alguien soñó con una región industrializada del primer mundo pero se despertó en Andalucía.
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