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El hijo del ex presidente kirguís pide asilo político en Gran Bretaña

Uno de los hijos del ex presidente kirguís, acusado de corrupción en su país, ha pedido asilo en Gran Bretaña.

El hijo menor del ex presidente kirguís, que llegó el domingo inesperadamente en un avión privado al Reino Unido y cuya extradición reclama Kirguizistán, ha pedido asilo político a las autoridades británicas.

El caso presenta un auténtico problema diplomático para el Gobierno británico, escribe hoy el diario The Times, según el cual Maxim Bakiyev, de 32 años, a quien el nuevo Gobierno kirguís acusa de corrupción, permanece detenido.

A su llegada al aeródromo de Farnborough, en el condado de Hampshire, el domingo por la noche, Bakiyev fue detenido por la policía fronteriza a requerimiento de la Interpol.

Aunque no llevaba encima documentos de viaje, Bakiyev tiene al parecer acceso a dos pasaportes: el normal y el diplomático.

El Gobierno británico no ha firmado ningún tratado de extradición con Kirguizistán, lo que no excluye que haya mecanismos que permitan su deportación, dice el periódico.

Un portavoz de la Agencia de Fronteras británica se limitó a confirmar la detención de "un varón de 32 años tras llegar al aeropuerto de Farnborough sin la documentación necesaria para entrar en el Reino Unido", sin dar su nombre ni ofrecer más comentarios.

Bakiyev, conocido en Kirguizistán por su lujoso estilo de vida, era hasta hace poco uno de los hombres más poderosos del país después de que su padre le nombrase al frente de la agencia responsable de la economía.

Huyó de su país el pasado abril tras el derrocamiento de su padre y desde entonces se desconocía su paradero aunque algunos le creían oculto en Letonia.

El pasado abril, la fiscalía de Kirguizistán le acusó de abuso de poder y desfalco de fondos públicos.

Las autoridades de Kirguizistán reclaman también su extradición para que responda de las acusaciones según las cuales las empresas de su propiedad han hurtado al fisco 80 millones de dólares de impuestos sobre carburante vendido a los proveedores de una base estadounidense situada a las afueras de Bishkek.

Según Oksana Antonenko, del Instituto Internacional de Estudios Estratéticos de Londres, aunque el Gobierno provisional de Kirguizistán no es electo, las Naciones Unidas y la Unión Europea le han reconocido como legítimo, por lo que debería considerarse seriamente una solicitud de extradición.

Muchos hombres de negocios de Kirguizistán han invertido en propiedades en Gran Bretaña y otros países desde la disolución de la Unión Soviética.