Londres
París y Londres piden que la ONU condene a Siria
La presión europea se intensifica contra el cada vez más cuestionado régimen sirio de Bachar al Asad. Así lo muestra el proyecto de resolución presentado ayer ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas por Francia y Gran Bretaña, solicitando una condena unánime de la sangrienta represión en Siria.
Y eso aun a riesgo de toparse con el veto de Rusia o China, reticentes a la adopción de un texto que se inmiscuya en los asuntos internos del país árabe, en el que el Gobierno de Medvedev tiene intereses económicos en juego. Pero para París, «el silencio de la ONU» empezaba a resultar «inaceptable», como recalcaba esta semana en su gira por EE UU Alain Juppé, el jefe de la diplomacia gala, en busca de apoyo a una resolución que, ya anunció, sería «cuestión de días».
Optimista, el ministro de Exteriores francés cuenta con que al menos la adopten once de los quince países del Consejo de Seguridad confiando en que rusos y chinos al final se abstengan y no bloqueen la aprobación de un texto que el presidente Nicolas Sarkozy lleva defendiendo en los últimos meses. De hecho, quiso que el recurso a la ONU contra Siria figurara como advertencia en la declaración final del G-8, pero no logró que el resto de potencias mundiales secundaran un tono tan firme contra un autócrata cada vez más falto de legitimidad a ojos de Occidente.
La resolución franco-británica, que ayer llegó a la mesa del Consejo, condena la represión en Siria, pide cuentas a su Gobierno y exige un acceso humanitario al país, según indicó ayer en la Cámara de los Comunes el primer ministro británico, David Cameron, que lanzó una advertencia a aquellos países miembros que decidan votar en contra o ejercer el veto: «Lo llevarán en la conciencia».
«Ha llegado el momento de que la comunidad internacional asuma sus responsabilidades frente a la agravación de la violencia ejercida por el régimen sirio», declaró por su parte la diplomacia francesa preocupada por la matanza en un país con el que Sarkozy había restablecido los lazos en 2008 y en el que, según recientes informes de varias organizaciones de derechos humanos, un millar de civiles, y entre ellos decenas de niños, han muerto víctimas de la represión y otros 10.000 han sido encarcelados desde que se iniciaran las protestas.
Desde el mes de abril, el presidente francés reclama la adopción en la ONU y en la Unión Europea de medidas contundentes para obligar a Bashar al Asad a que renuncie a la violencia. La resolución, apoyada también por Alemania y Portugal, prevé además la liberación de los disidentes políticos presos y el levantamiento de las restricciones a internet.
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