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Japón

Lecciones del accidente por Javier DIES catedrático de Ingeniería Nuclear

La Razón
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El terremoto y el posterior tsunami en Japón ha sido un golpe extremadamente fuerte para ese país. Parece que la cifra de muertos puede ascender hasta 17.000. Hay carreteras que han quedado arrasadas, puentes destruidos, trenes desplazados por el agua, casas arrancadas, refinerías ardiendo, barcos volcados, numerosos coches destrozados.

En este marco aparecen las 54 centrales nucleares que tiene Japón. Al parecer tres reactores y seis piscinas de combustible gastado están teniendo problemas. En el momento del terremoto los sistemas automáticos de parada funcionaron y pararon todas las centrales nucleares. Las barras de control entraron en el reactor y pararon la reacción en cadena.

En las centrales nucleares 1, 2 y 3 de Fukushima, los sistemas diesel de alimentación eléctrica entraron en funcionamiento y se procedió a refrigerar la central. La llegada del tsunami inhabilitó los sistemas de refrigeración. Las características de un terremoto de intensidad 9.0 y un tsunami con una ola de 7 a 9 metros están más allá de las condiciones de diseño de la central nuclear en Japón. Será una tarea de los sismólogos o científicos de la tierra determinar si la probabilidad de ocurrencia de este extremo suceso ha sido subestimado durante el diseño del reactor o si este evento es tan excepcional que el riesgo residual podría a priori considerarse aceptable. En estos momentos hay que prestar la máxima atención a los procesos de refrigeración de los seis reactores y sus seis piscinas de combustible gastado.

Como leía en un artículo, se trata de un combate de boxeo con 15 asaltos, y de momento vamos por el asalto número 3. Esperemos que los japoneses consigan controlar la situación pero estamos ante un grave accidente, clasificado de nivel 5 en la escala internacional. Otra constatación que debe hacerse es sobre la causa primera del accidente. A diferencia de accidentes nucleares como Three Mile Island y Chernóbil un gran daño externo (terremoto y tsunami) ha sido la causa del accidente. Una primera lección de este accidente es la conveniencia de ir vaciando las piscinas de combustible gastado, llevando el material irradiado una vez pasado el periodo de enfriamiento a los almacenes temporales centralizados (ATC), dado que allí los sistemas de refrigeración son pasivos y las paredes del almacén son mucho más resistentes. Por tanto, con esta medida se mejoraría claramente la seguridad de las centrales nucleares.


Javier DIES
Catedrático de Ingeniería Nuclear