Sevilla
Camino: «Antes se vivía más en torero»
El veterano torero sevillano cumplirá medio siglo desde que tomara la alternativa en Valencia un 17 de abril de 1960 de manos de Jaime Ostos.
Tal día como hoy, cincuenta años atrás, la plaza de toros de Valencia servía de marco para el inicio de una de las más brillantes carreras de la tauromaquia moderna: la de Paco Camino, un torero que, de novillero, había deslumbrado, y que como matador dejó escritas páginas para la historia.En octubre de 1959 hizo su presentación en esta plaza un novillero de Camas y que en la tarde de su debut deslumbró y salió a hombros tras cortar dos orejas y dar cuatro vueltas al ruedo después de estoquear novillos del Duque de Pinohermoso. Un triunfo que le valió ser puesto en las dos novilladas de la siguiente Feria de Fallas, en la que una tarde cortó dos orejas y un rabo y en la otra tres y otro rabo.Dos nuevos éxitos con los que se metió al público valenciano en el bolsillo y que sirvieron para que un mes más tarde, en la Corrida de la Prensa, Paco Camino tomase la alternativa de manos de Jaime Ostos y en presencia de «Mondeño». Se lidiaron aquel día, 17 de abril, toros de Urquijo, y Camino sumó un nuevo gran triunfo, cortando una oreja de cada uno de sus toros y saliendo al final otra vez a hombros. Lo suyo con Valencia fue un verdadero flechazo y así lo reconoce el torero de Camas: «Ya desde que fui por primera vez a Valencia me encantó la ciudad. Fue en 1957, para ir a ver una corrida en Fallas. Y luego, cuando fui ya para torear la gente se volcó conmigo. Yo lo dí todo y el público respondió maravillosamente. Y desde ese día cada vez que toreaba aquí era como hacerlo en casa».No hay duda que la plaza de Valencia ha sido un auténtico trampolín para los toreros, como también lo fue para Camino: «Triunfar en Valencia era como un pasaporte para ser figura. Y para mí, fue mucho más importante que Sevilla, que era mi tierra y donde se me hizo más difícil que la gente se volcase conmigo».De aquella tarde de la alternativa el torero recuerda, sobre todo, una cosa: «Yo sólo pensaba que aquel día era ser o no ser. Si triunfaba seguía para adelante, si no...».El diestro advierte un cierto cambio en la actitud de los toreros fuera de la plaza: «Antes se vivía más en torero. Veías a uno por la calle y sabías que era torero. Ahora visten como cualquier chaval y pasan más desapercibidos. También he notado que ahora, por ejemplo, se dan besos antes de hacer el paseíllo en vez de desearse suerte».Fue figura justo en una época en la que era complicadísimo abrirse paso debido a la cantidad de grandes toreros que había entonces. También en eso aquellos años eran distintos a estos: «En mi casa eran agricultores y mi futuro hubiese sido parecido. Pero yo no quería eso. Y por eso me dediqué a los toros. Y creo que, si de verdad te lo tomas en serio y tienes capacidad para ello, un torero triunfa en cualquier época».De él, llamado «el niño sabio de Camas», se tenía el concepto de perfecto estoqueador: «Había otros matadores que ejecutaban a la perfección la última suerte y que se le escapaban pocos toros. Pero de mí se decía que mataba muy bien y tampoco se me daba mal».La otra coletilla con la que tuvo que apechugar fue con la famosa «mandanga», que, sin embargo, no molesta especialmente al camero: «No, qué va. Es que Cañabate lo decía por bien. El creía que yo era capaz de dar mucho más de mí y por eso decía que me conformaba, lo de la mandanga». A mediados de los años sesenta del pasado siglo hubo una terna que se hizo famosa y que la gente recitaba de carrerilla: Puerta, Camino y El Viti. Tres figuras y tres estilos totalmente opuestos: «Sí, toreamos mucho juntos y la verdad es que cada uno aportaba algo distinto. Por eso la gente tenía ese interés, nunca se aburría. Tenía mucha amistad con ellos, y aún la tengo, pero luego en la plaza cada uno salía a morder. Eramos como leones».Aquellos años fueron, asimismo, los de la explosión cordobesista: «Se ha hablado mucho de este torero pero la verdad es que algo tendría cuando arrastraba a tanta gente. Y sí, hacía sus cosas, pero también cuando se ponía serio sabía torear muy bien».Ahora hay un elemento que permite que las carreras de los toreros sean más largas: el toro: «En mis tiempos el toro tenía menos volumen pero mucha más fiereza. Se revolvía con mucha más rapidez y repetía mucho más. Las cornadas eran mucho más frecuentes y no era fácil aguantar ante él. Por eso los toreros se retiraban también antes. Ahora sale un toro que se mueve mucho menos, no tiene la movilidad que tenía el toro de mi época. Deja estar mucho más y permite que haya toreros que llevan más de veinte años de alternativa y sigan en activo. Con el toro que salía entonces eso era impensable».Camino, que hoy pasará el día con la familia y celebrará sus bodas de oro como matador yendo a los toros a Sevilla, sigue la temporada taurina. Aunque no se moja a la hora de hablar de sus preferencias: «A mí me gusta todo aquél que es capaz de ponerse delante de un toro».
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