Disturbios
Madrugada de violencia callejera
Madrid - Los «indignados» pusieron la guinda a la manifestación protagonizando importantes altercados en Neptuno. La «batalla» se saldó con 15 detenidos.
MADRID- Tras la manifestación de los sindicatos por el centro de la capital, la guinda a la jornada de huelga vino protagonizada por los movimientos ligados al 15-M y al 25-S con una nueva concentración frente al Congreso. La sexta ocasión en apenas dos meses en la que este conglomerado de grupos antisistema, rebautizados para esta cita como «Toma la huelga», rodeó la Cámara Baja como forma de protestar contra la política económica del Gobierno. Una vez más, los promotores de la concentración optaron por no comunicar la convocatoria de la misma a la Delegación del Gobierno. Pese a ello, desde horas antes, un fuerte cordón policial trataba de contener cualquier intento de acceder a las inmediaciones al Congreso tanto desde la plaza de las Cortes como desde la Puerta del Sol. La presencia policial tambien era importante en el resto de calles aledañas a la plaza.
Al contrario que en las cinco ocasiones precedentes, en la de ayer no se había fijado una hora para finalizar la protesta, con la intención de «dar los buenos días a los diputados» en la mañana de hoy a su llegada al Pleno. Esta particular «vigilia» registró sus primeros incidentes pasadas las nueve de la noche. Tras varios minutos en los que se había registrado el lanzamiento de botellas y petardos y en el que grupos de manifestantes habían zarandeado las vallas de protección situadas al inicio de la carrera de San Jerónimo, al tiempo que se sucedían los insultos y las provocaciones a los agentes, numerosas lecheras policiales se internaron en Neptuno ante las protestas de los alli presentes que mostraron su oposición al grito de «El pueblo unido jamas sera vencido».
Los agentes cargaron, ante lo que algunos manifestantes respondieron con el lanzamiento de mas objetos y piedras. A partir de ese momento, se reprodujeron las cargas hasta que los agentes lograron vaciar el entorno de Neptuno. La sucesion de enfrentamientos entre la Policía y una minoría, llevó al grueso de manifestantes a abandonar la concentracion.
Con Neptuno mas o menos controlado –un pequeño grupo continuó hasta la madrugada–, los disturbios se trasladaron entonces en dos direcciones: hacia Cibeles y Atocha. En pequeñas calles comprendidas en este tramo del corazón de la ciudad, se realizaron barricadas con el objeto de cortar el trafico y se incendiaron varios contenedores. Las escenas de calles cortadas por las llamas se reprodujeron en vias como Santa Maria de la Cabeza, Atocha y Juan de Mena. En las inmediaciones de Atocha, dos restaurantes de comida rapida (un MacDonald y un KFC), una sucursal bancaria y una agencia de viajes fueron el blanco de los violentos. En los restaurantes, los asaltantes no se limitaron a romper los cristales, sino que entraron para destrozar parte de su interior. También el mobiliario urbano, los jardines y las marquesinas de autobuses en la plaza de Carlos V terminaron pagando la ira de grupos de jovenes antisistema.
Al filo de la medianoche, la imagen del Paseo de Delicias, con los restos de al menos una decena de contenedores quemados y de varias barricadas, era altamente repesentativa de la violenvia callejera a la que había dado paso la protesta pacífica. En algunos puntos de la calle Atocha se vivieron incluso algunos conatos de enfrentamientos entre encapuchados y vecinos. El balance final de estos disturbios fue de 29 heridos (9 policías) y 15 detenidos.
A través de internet, los líderes de la coordinadora antisistema habían dejado claro el porqué de la convocatoria: «Rodeamos el Congreso porque esta huelga no es laboral, es destituyente. Tomamos la huelga para decir que es nuestra, de las personas desahuciadas, en paro, sin papeles, de quienes no tenemos contrato y quienes producimos riqueza pero jamás cobramos».
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