Barcelona
Picasso en barro
El museo dedicado al artista presenta la totalidad de su colección de cerámicas. Las piezas fueron regaladas a Barcelona por la viuda del pintorDónde: Museo Picasso. Montcada, 15. Cuándo: Hasta el 1 de abril. Cuánto: 6,60 euros.
BARCELONA- Hace treinta años, Jacquelina Roque realizó una importante donación de cerámicas realizadas por su marido, ya fallecido, Pablo Picasso. El casi medio centenar de piezas regaladas a la ciudad vuelven a exponerse en el barcelonés Museo Picasso, en una muestra con la que se quiere también rendir homenaje a Jacqueline. Es la primera vez en veinte años que se pueden ver las 41 obras en una muestra en la que también se presentan varios grabados que tienen a Jacqueline como protagonista.
El director del museo, Bernardo Laniado-Romero, acompañado por los comisarios Marilyn McCully y Michael Raeburn, presentaron ayer esta muestra, una de las primeras con las que se quiere conmemorar el medio siglo de la apertura del centro, nacido gracias a otra generosa, en este caso la del secretario de Picasso, Jaume Sabartés.
Las cerámicas fueron realizadas por Picasso entre 1947 y 1965, en uno de los momentos de mayor creatividad del genio malagueño. Platos, jarrones o fuentes de mesa le sirvieron para poder plasmar todo su imaginario. El visitante de la muestra puede ver cómo dibujo y pintó en el barro especialmente animales, como golondrinas, peces, pulpos o búhos, pero incorporó personajes femeninos, faunos, ninfas, bailarines y algunas escenas de tauromaquia, una de sus principales aficiones.
Las obras, hoy propiedad del Museo Picasso, llegaron por primera vez a la Ciudad Condal para mostrarse en una de las exposiciones con las que se quería conmemorar en 1981 el centenario del autor de «Las señoritas de Aviñón». Pero su propietaria, Jacqueline Roque, dispuso que todo acabara formando parte de los fondos del museo, llenando uno de los huecos más importantes de la colección permanente. Fue el primero de los muchos gestos importantes que tuvo la viudad del gran artista con la capital catalana.
Picasso había empezado a trabajar en cerámica en 1947, cuando comenzó a ir al taller de cerámica de Madoura por invitación de sus propietarios, Suzanne y Georges Ramié. Para el artista, ya consagrado y con numerosas obras maestras a sus espaldas, plantearse la labor con objetos en tres dimensiones, era un reto muy atractivo. Picasso logró renovar un género que hasta aquel momento menguaba en las colecciones públicas catalanas. Eso animó al maestro a regalar algunas obras a Barcelona en 1955 y 1957. Jacqueline fue quien redondeó de manera sobresaliente el homenaje picassiano a Barcelona.
Los regalos de la compañera del genio
Además de la colección de 41 cerámicas, Jacqueline Roque tuvo dos importantes detalles con Barcelona, la ciudad en la que había vivido y se había formado durante su juventud. Fueron su manera de prolongar la vinculación del nombre del pintor con la capital catalana, tantas veces reivindicada por él. El 17 de mayo de 1985, con motivo del día internacional de los museos, se presentó el óleo «La mujer de la cofia», un cuadro realizado en París en 1901, una de las piezas más importantes de de ese periodo. La tercera donación fue póstuma y está ligada con la ciudad. Se trata del cuadro «Azoteas de Barcelona» y que llegó al museo en 1991, respetando la voluntad del pintor de su viuda y la hija de ésta, Catherine Hutin. Oficialmente fue una donación de Francia a España en concepto de pago de impuestos de la sucesión de Hutin tras el suicidio de su madre en 1986.
✕
Accede a tu cuenta para comentar