Acoso sexual
«Una tragedia como ésta iba a ocurrir»
«Era un chico casero, bastante tranquilo y con una vida muy estable». Así es como definen a Pablo E. L sus amigos, todavía consternados tras conocer que el joven había muerto por sobredosis después de una «rave». Según cuentan, «no era la primera vez que iba a una fiesta de este tipo, pero jamás se había drogado».
Lo cierto es que no es la primera vez que una fiesta ilegal organizada en esta finca de La Aldehuela, en Getafe, termina con el fallecimiento de varios jóvenes. Por eso, desde la asociación de vecinos de Perales del Río, el barrio donde se encuentra este cortijo, piden al Ayuntamiento que «tome medidas de una vez, siempre dentro de la legalidad y que lo pare ya porque estamos un poco hartos de que esto ocurra» . Nicanor Briceño, el presidente de esta asociación de vecinos, asegura que desde hace diez años algunos fines de semana cientos de jóvenes se reúnen en este «monasterio abandonado» para celebrar muchas de sus fiestas: «Allí ingieren alcohol y drogas, y aunque no molestan a los vecinos porque la finga está alejada de las viviendas, en ocasiones acaban mal». Además del riesgo que conlleva mezclar estas sustancias, Briceño insiste en que La Aldehuela es un lugar peligroso «ya que es una antigua finca en la que hay agujeros de más de un metro de diámetro» y el mal estado de las paredes puede ocasionar algún derrumbe, informa Ep.
Hace un año aproximadamente, esta asociación vecinal presentó una propuesta al anterior alcalde de Getafe, Pedro Castro, para que convirtiese este cortijo –de propiedad privada– en una casa rural, donde se pudiera estudiar el entorno natural de la zona. Algo que no se pudo llevar a cabo antes de las elecciones de mayo, cuando el PP arrebató el poder a Castro. La intención de Briceño es reunirse con el nuevo alcalde, Juan Soler, cuando todos los miembros de la asociación vuelvan de vacaciones «para pedirle que todo eso se acabe de una vez».
Un vecino de la zona, Emilio García, añade que los jóvenes que asisten a estas macrofiestas hayan destruido «casi por completo» las instalaciones de este cortijo, como la capilla y la bodega. Han arrancado los bancos de la ermita, han robado elementos decorativos y lo han pintado todo con graffitis. Además, muchos ladrones de coches suelen desguazar allí los vehículos sustraídos para quitarles el motor. Unos hechos delictivos «que ya conocen la Policía Nacional y la Guardia Civil». Esta misma opinión la comparten todos los lugareños de Perales del Río, como Roberto, que aunque no oye ni la música ni los gritos de los jóvenes denuncia que las «raves» llegan hasta la carretera, lo que ha ocasionado varios accidentes de tráfico, «sobre todo de gente que viene de fuera».
Ante estos hechos, el Ayuntamiento de Getafe ha anunciado que tomará medidas para que no vuelvan a producirse más muertes como las de Pablo y Alberto.
La leyenda negra del cortijo
Cortijo, caserío o pueblo abandonado. El escenario de fiestas ilegales y salvajes en Perales del Río aumentó este fin de semana la trágica historia que acumula a sus espaldas. La muerte de dos jóvenes más se suma así a su particular lista negra. No es un secreto que el lugar alberga desde hace años fiestas masivas que se convocan a través de las redes sociales y que carecen de cualquier tipo de control por parte de las autoridades. La Guardia Civil y la Policía han intentado acordonar los alrededores del cortijo en numerosas ocasiones. Siempre ha sido inútil. Las fiestas multitudinarias y los peligros de un paraje abandonado, hay incluso un pozo de gran profundidad, han hecho todo lo demás. En los últimos cinco años se han encontrado hasta tres cadáveres en la zona. Una joven asesinada por su padrastro y dos hombres que perdieron la vida por ajustes de cuentas. El cortijo de La Aldehuela mantiene viva su leyenda.
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