Feria de Málaga
Ventura se lleva el duelo de colosos
Las Ventas (Madrid). Duodécima de San Isidro. Se lidiaron toros de Carmen Lorenzo y uno de San Pelayo (4º), bien presentados, aunque bajos de raza, salvo el noble 3º y el bravo 4º. Lleno de «no hay billetes». Fermín Bohórquez, seis pinchazos, medio rejón, rejón atravesado, pie a tierra descabello (silencio); buen rejón (ovación). Pablo Hermoso de Mendoza, tres pinchazos, rejón trasero y caído (ovación); rejón trasero y caído (ovación). Diego Ventura, rejón entero (oreja); pinchazo, rejón entero (oreja).
Aún bien presente estaba la resaca multiorejil y la presencia masiva de las figuras copando los carteles de la semana. Talavante y Manzanares en volandas. Perera, hecho un tío. El Cid camino de la redención en su plaza. Toreo bueno.
De quilates. Para cerrar dicho festival de lustrosos carteles y manos rotas a aplaudir, se anunció el duelo estelar en rejones. Hermoso y Ventura, juntos en Madrid. Epílogo con visos de órdago a grande. Envite de altos vuelos con acento hispanoluso de un Diego Ventura, que cortó sendas orejas para seguir la estela de su arrollador 2010. Diego Ventura apostó por «Nazarí» para calar en los tendidos al encastado tercero. Y vaya si lo logró. Una vuelta entera dio al anillo con el toro pegado.
Cosido a sus cuartos traseros. Ni un papelillo de fumar cabía entre ambos en ocasiones. Mantuvo el diapasón «Distinto». Andándole al burel, de buen juego, y citando muy en corto después de mil y un amagos del tordo. Mató certero con «Califa», tras prender algo más inseguro las cortas. De efecto fulminante el rejón, igual de rauda cayó la oreja desde el palco con toda justicia.
Con el sexto, «Revuelo», principal arma para las dos puertas grandes cosechadas en Madrid en 2010, ahormó al de Carmen Lorenzo con cambios de pista muy ceñidos. Pegado a tablas. «Sueste» calentó clavando banderillas al quiebro. Y entonces, salió «Morante». Mordiscos de ambición, de puerta grande, de superioridad frente al toro. El público se entregó y «Califa» con las rosas y el rejón se encargó del resto. Puerta grande y Ventura, una vez más, a hombros en Madrid.
Volvía Hermoso de Mendoza a Las Ventas tras ausentarse el pasado. Y salió a por todas. A su primero, que barbeó y amagó con saltar, consiguió recogerlo en un palmo con «Machado». Giró sobre sí mismo el caballo, encelado el toro. No era tarde para experimentos y enseguida tiró de «Chenel» para reventar la tarde. Una lástima, su adversario. Rajado y parado a las primeras de cambio nunca le hizo hilo. Aún así, logró dos auténticos muletazos de costado. Magníficos ambos cambios de pista. Más conexión logró con el bayo «Ícaro», sobre todo, tras morder en la mismísima testud del astado. Sin embargo, lo mejor fue ver cómo dio ese caballo el pecho al toro. Enfrentados a milímetros res y equino. Qué elasticidad. Torerísimo. No estuvo fino el estellés con los aceros y todo quedó en una calurosa ovación desde el tercio.
Frente al quinto, soso y sin emoción, tiró de «Manolete» en banderillas en una labor con oficio, pero sin la colaboración de su adversario. También lució a «Patanegra». Enorme gesto del navarro con un animal que volvió a pisar el mismo albero en el que hace dos años estuvo a punto de perder la vida con una brutal cornada. No hubo material para más y saludó otra ovación.
Bohórquez abrió plaza con un animal frío de salida , pero manejable mientras duró. Clavó a dos manos con «Melero», a la segunda y no muy reunido. Al menos, digna de alabar su apuesta por una suerte en peligro de extinción. Repitió par en el cuarto, de nuevo a lomos de la misma montura, fue lo único destacado, junto a un buen rejón de muerte, de una actuación plagada de pasadas en falso, rehiletes traseros y otros tantos en el suelo. Nada que ver con un Ventura de récord. Siete orejas cortó el año pasado y otras tantas puertas a hombros sumó ayer. Un titán hecho torero.
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