EPA
Una décima de más tras el retoque contable
España creció hasta junio el 0,8%, en vez de un 0,7%, gracias a la ingeniería estadística
El próximo miércoles, el Instituto Nacional de Estadística publicará el comportamiento de los distintos componentes del Producto Interior Bruto con una nueva metodología, en línea con las recomendaciones realizadas por la Unión Europea. Dado que la economía española se estancó en el tercer trimestre no parece probable que haya ninguna sorpresa en relación con el dato adelantado ayer, aunque todas las modificaciones que el Gobierno ha introducido en sus estadísticas han terminado por mostrar una mejoría de los distintos indicadores económicos.
De momento, el cambio de año base de 2000 a 2008 –la modificación que ha marcado la Oficina Europea de Estadística– ha surtido efectos en el dato de crecimiento interanual correspondiente al segundo trimestre, que ha pasado a ser del 0,8%, en lugar del 0,7% que figuraba hasta el momento.
El Banco de España advirtió en su último boletín de que las cifras adelantadas sobre la marcha de nuestra economía tenían que «tomarse con más cautela de lo habitual, por las diferencias estadísticas que puedan surgir con el cambio de base de la contabilidad nacional.
Aunque el subdirector general de Cuentas Económicas y Empleo del INE, Alfredo Cristóbal, aseguró hace un mes que el cambio de base conllevaría «diferencias mínimas» en la contabilización del PIB. En Alemania, el primer país en implantar la nueva metodología, produjo efectos milagrosos, llegando a mejorar su dato en medio punto porcentual.
Para hacerse una idea de lo que ésto significaría, basta decir que una décima de variación en el crecimiento de nuestro Producto Interior Bruto se traduce en 1.000 millones de euros. El caso alemán ha significado, de acuerdo con las cifras oficiales publicadas por Eurostat, nada menos que 12.400 millones de euros de variación, teniendo en cuenta que el PIB alemán asciende a precios de mercado a cerca de 2,5 billones.
El Gobierno ha realizado desde su llegada al poder distintas modificaciones que siempre se han saldado con datos más favorables. Uno de sus cambios metodológicos más sonados lo realizó el Ministerio de Trabajo, creando una nueva clasificación para no contabilizar en las listas del Inem a los desempleados que no realizan cursos de formación, por entender que no pueden acceder a un puesto laboral. El cambio hace que el número de demandantes de empleo pase de 4,584 a 4,226 millones. De un plumazo, 300.000 «empleados» más en España.
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