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Irlanda se anima

Tom Moore dirige una deliciosa fantasía medieval sobre el «Libro de Kells»

Irlanda se anima
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Quien conozca Dublín sabe que las galerías del Trinity College cobijan un tesoro secular que es mas importante por su interior que por las cubiertas doradas que en algún momento tuvo: el «Libro de Kells». Inspirados en esta joya medieval, una hermosa coleccion de páginas que narran historias de los Evangelios con miniaturas y caligrafías que desafían a los tiempos modernos, Tomm Moore y Nora Twomey crearon hace dos años –inexplicable que hasta ahora no haya llegado a España, a pesar de optar incluso a un Oscar en el año 2009– un delicado retablo visual que homenajea a la tradición del arte románico y celta. Los fotogramas del largometraje «The Secret of Kells» habitan en grabados medievales y cultivan una imaginería alejada de la animación comercial al uso. Desde su estudio en Kilkenny (Irlanda), Moore cuenta que les faltaba encontrar a los socios adecuados: Les Armateurs, que habían producido antes la cinta «Belleville Rendezvous» y tenían cierta reputación por dedicarse a un tipo de películas diferentes. «Nos empujaron a ser originales».


Religión y hadas
El resultado no es un tratado denso para historiadores, sino una explosión de color e imaginación ideal para ser disfrutada en familia. La historia viaja a la Irlanda del siglo IX, donde el monasterio de Kells está en permanente estado de alerta ante el peligro de los temibles vikingos. El abad Cellach confía en la muralla, pero su sobrino, el joven y creativo Brendan, se atreverá a romper su disciplina para adentrarse en un bosque misterioso en busca de unas extrañas bayas. De ellas espera extraer el color que ilumine un códice rebosante de sabiduría que otro monje, el viejo Aidan, ha logrado traer desde Iona, en Escocia.

«Debíamos buscar una manera de presentar la historia para que fuera atractiva para los niños. Pero a veces eso funcionaba bien y otras me recordaba a las películas de acción habituales. Además, había que promocionar el filme, y creo que la han hecho parecer más una cinta de acción de lo que realmente es», matiza Tomm Moore sobre la naturaleza de un filme que apenas se nutre de los habituales recursos de la animación comercial como la violencia o el predominio de la acción. A pesar de lo artesanal del filme, para las escenas con más detalle se han utilizado técnicas de animación digital «incluso más de lo que esperábamos», confiesa Moore.

La espiritualidad recorre toda la historia. Y explica Moore que «esto fue muy importante para nosotros, especialmente cuando pensamos en el público de fuera de Irlanda. Se trataba de mostrar esa especie de sincretismo entre el catolicismo y el paganismo. Nos preguntamos cómo sería el mundo para la gente en aquellos días, cuando se podía creer en el cristianismo y a la vez mantener creencias como en hadas y monstruos ». Y asegura: «Estamos algo alejados de la cultura irlandesa moderna, más bien hablamos de una visión romántica, una Irlanda que hace tiempo que desapareció».