Adrián vuelve a hacerlo

Hay victorias que salen de la nada. Que sólo existen en la cabeza de un iluminado que baja la pelota con el pecho y la mete en la escuadra con el alma. Hay victorias para el Atlético que sólo existen en la cabeza de Adrián. El camino de los rojiblancos en la Liga Europa se cuenta por sus goles. Por sus golazos, habría que decir. Por el que le metió al Besiktas en la ida, por el que le marcó al Hannover en la vuelta y por el de ayer al Valencia. Recogió un pase de Diego desde la otra esquina, la bajó con el pecho y, en contra de sus principios, la «zumbó» para superar a Diego Alves. No acostumbra el «7» del Atlético a golpear la pelota con esa violencia, pero entendió que lo primero que hay que respetar es la propia vida y lo de ayer era una cuestión de vida o muerte.

Hasta ese momento, el Atlético estaba más cerca de la muerte. Sólo había visto una pequeña luz en un contraataque de Arda en la primera parte, pero el turco terminó entregando un pase a Falcao con ventaja para Diego Alves.

El Atlético resistía como los indios, encerrado en su campo a la espera de los ataques del Séptimo de Caballería. Al Valencia lo mandaban Canales y Jordi Alba, por la izquierda. El ex madridista es capaz de cambiar la cara de un equipo desalmado como el valencianista por otro con personalidad, que sabe jugar la pelota, que la busca y la encuentra, y siempre se la entrega a uno de los suyos. El Atlético sólo podía resistirse y, por alguna extraña razón, porque el fútbol es tan extraño como la vida, lo consiguió. La figura de los rojiblancos se resumía en las paradas de Courtois. El guardameta belga sostuvo a su equipo en la primera mitad con sus intervenciones.

Después, con el partido devorando ya los minutos del segundo acto, llegó la lesión de Canales. El rubio se dejó la bota clavada en la hierba y se marchó en camilla, con las manos en la cara temiendo una nueva mala noticia para sus rodillas. Y con él se marchó el Valencia entero.
Para entonces, Emery ya había cambiado el discurso de su equipo. La pelota por el suelo le había dado el dominio, pero no los goles. Antes de la lesión de Canales cambió a Aduriz por Jonas y después, a Tino Costa por Parejo. El Valencia perdió el estilo porque pensó que no tenía tiempo para el fútbol, que a algunos entrenadores les parece un mal remedio para las urgencias.Pero, a veces, el camino más corto no siempre es el más directo. Y con el remate de cabeza de Aduriz y el disparo de Tino Costa desde fuera del área no estuvo más cerca.

Pero el estilo lo perdió definitivamente el Valencia cuando el árbitro amagó con pitar un penalti por mano de Tiago. El balón había golpeado en el brazo de Tino Costa y, cuando el colegiado rectificó –a pesar de que Albelda se convirtiera en el chivato del colegio que señalaba con el dedo al portugués–, ya era demasiado tarde. Para entonces, Tiago se encontraba metido en una pelea con medio Valencia. Jordi Alba se tiró al suelo para simular una agresión, aunque el único que recibió un manotazo del portugués fue Soldado. «Te voy a matar, hijo de puta», se podía leer en los labios del valencianista mientras unos le sujetaban a él y otros, a Tiago. Pero el único castigo para el capitán ayer del Atlético fue la expulsión y perderse, otra vez, la final de la Liga Europa. El castigo para el Valencia es que se la pierden todos.


Ficha técnica:
0 - Valencia: Diego Alves; Barragán, Rami, Ricardo Costa, Jordi Alba; Albelda, Parejo (Tino Costa, m.68), Feghouli, Canales (Mathieu, m.59); Jonas (Aduriz, m.56) y Soldado.
1 - Atlético de Madrid: Courtois; Juanfran, Miranda, Godín, Filipe Luis; Mario Suárez (Gabi, m.46), Tiago; Arda Turan (Salvio, m.75), Diego, Adrián; y Falcao.
Gol: 0-1, m.60: Adrián.
Árbitro: Damir Skomina (Eslovenia). Mostró tarjeta amarilla a los valencianistas Soldado, Jordi Alba y Aduriz, y al atlético Courtois. Expulsó a Tiago (m.79) con tarjeta roja directa.
Incidencias: partido de vuelta de las semifinales de la Liga Europa disputado en el estadio de Mestalla ante 45.000 espectadores. Terreno de juego en buenas condiciones.

Pelea de barrio en el césped
El árbitro amenazó con pitar penalti por mano de Tiago y el portugués enloqueció. Se pegó con casi todos, especialmente con Soldado y, cuando el árbitro rectificó, ya era tarde. Tiago, expulsado, se pierde la final.