Brasil

Miles de presos brasileños podrán pedir su libertad gracias a nueva ley

Unas 100.000 personas presas en Brasil podrán reclamar su libertad ante tribunales a partir de la próxima semana gracias a una nueva ley que altera las normas de la prisión preventiva, según cálculos que publica hoy el Correo Braziliense.


Esa cifra corresponde a casi el 20% de la población penal del país, que es de 496.251 personas, de acuerdo a la última estadística difundida por el Ministerio de Justicia a inicios de este año.

Según esos datos, ofrecidos por esa publicación, el 37% de esas personas detenidas aún no ha recibido una condena firme y se encuentra bajo el régimen de prisión preventiva, que será relajado por una ley que entrará en vigor el próximo lunes.

De acuerdo a la nueva legislación, la prisión preventiva sólo podrá ser aplicada en los casos de delitos para los cuales se prevén penas superiores a los cuatro años de reclusión, lo cual afectaría hoy a un universo de 100.000 presos, sostiene el periódico en base a las estadísticas oficiales.

Entre los muchos delitos que se castigan con menos de cuatro años están el hurto, el porte ilegal o el tráfico de armas, el secuestro, la corrupción de menores, el contrabando y el homicidio culposo.

Fuentes oficiales citadas por el periódico afirmaron que, además de corregir "injusticias"en relación a las demoras en los procesos penales, esa nueva ley permitirá reducir la superpoblación en los presidios, cuya capacidad está excedida en no menos de un 20%.

Para la mayoría de los magistrados, esas nuevas normas evitarán "muchos abusos", pero exigirán de las autoridades una fiscalización mayor para aquellas personas que conserven su libertad mientras son procesadas.

"Si el Estado no fiscaliza, no servirán de nada ni el proceso en libertad ni la prisión domiciliaria", que también está contemplada como alternativa en la nueva legislación, dijo el juez Ali Mazloum, quien apuntó que, aun así, los cambios permitirán "que salgan de las cárceles muchos ladrones de gallinas".

Debido a la superpoblación, en los presidios brasileños menudean las rebeliones de presos y las fugas, así como muchos reclusos son mantenidos en pequeñas y abarrotadas celdas de comisarías, porque las cárceles no tienen capacidad para recibirlos.

La última gran fuga ocurrió el pasado fin de semana en una cárcel de la ciudad de Florianópolis, de la que 72 presos huyeron después de rendir a los guardias que vigilaban la puerta principal del presidio.

Según las autoridades, hasta hoy habían sido capturados 21 de los fugitivos.