Ciclismo

Milán

Purito se queda con todo

Gana la etapa y se viste de líder por primera vez en la carrera rosa

Purito se queda con todo
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Purito Rodríguez es un chico obediente. «Esta mañana, nuestro director de equipo, Valerio Piva, nos dijo que era importante para nosotros ganar la etapa y tratar de conseguir el maillot rosa», confesaba al final de la jornada. Y Purito obedeció. Por eso, desde ayer es uno de esos elegidos capaces de ganar una etapa en cada una de las tres grandes. Había ganado en la Vuelta y en el Tour. Sólo le quedaba el Giro. Pero, a estas alturas, un triunfo de etapa no es suficiente para el corredor de Katusha. Quería más, quería el «rosa», la «maglia» que distingue al líder en la carrera italiana. Y bajó de Assisi con la sensación del deber cumplido.
La llegada le favorecía. Era una de esas rampas con pavés y desniveles que llegaban al quince por ciento en las que su cuerpo diminuto le permite balancear la bicicleta como nadie. Cuatro kilómetros de ascenso que Purito apuró hasta el final. Atacó a falta de 200 metros y nadie pudo seguirlo. La ventaja fue escasa, sólo dos segundos por delante del polaco Huzarski y del italiano del Movistar Giovanni Visconti. Una ventaja mínima y una satisfacción infinita. Purito ha tenido que esperar seis Giros para ganar una etapa, seis Giros para vestirse de rosa. Ahora, aventaja a Hesjedal, el anterior líder, en 17 segundos, y en 32 a Paolo Tiralongo, el amigo de Contador, que lidera al Astana. Beñat Intxausti permanece en los puestos de privilegio. Es quinto, a 52 segundos del líder.
Purito dedicó la victoria a sus compañeros. «Estoy realmente agradecido a cada uno de los chicos. Es la victoria de un equipo», dijo. «Estoy realmente feliz porque ganar la etapa cuando eres considerado favorito tiene un sentimiento especial. Todo el mundo lo estaba esperando, Katusha asumió la responsabilidad y mis compañeros hicieron una buena etapa, un trabajo increíble, desde el primer hasta el último kilómetro», añadió. «Se dejaron el corazón para ponerme en la situación que quería en el último kilómetro».
Purito, con un cuerpo hecho para las rampas explosivas y las clásicas, pero peleado con la contrarreloj, sigue empeñado en ganar una gran Vuelta. «Voy a tratar de conseguir lo máximo, de dar lo mejor de mí. El podio es el objetivo ahora», afirma. Al ciclista español le da igual que queden once días por delante antes de llegar a Milán. «No es demasiado pronto para ponerme de líder. Pase lo que pase, sé que me iré a casa con una ‘‘maglia rosa'' en mi maleta», asegura.
El de ayer era el triunfo que le faltaba. Hoy deberá tener un día tranquilo para disfrutar de su triunfo. Mañana será otra cosa. Pero el orgullo nadie puede arrebatárselo ya al pequeño corredor del Katusha.