OPINIÓN: Cuco wins

Al pequeño Capone lo han condenado por los pelos –mangar en un súper le hubiera salido más caro–. La pasada noche le costó coger el sueño en su colchón flex de láminas de madera. Ayer era su día. Ni el 24 de enero ni cuando le dio el primer beso imaginario a su amiga Marta. Al final celebrará los 17 sin tener que incluir a dos invitados de compromiso en la lista. Se acabó el andar dando cuentas de dónde se toma los cubatas al volver al piso donde meten a los que se portan regular (no quisiera ofender a los delincuentes menores). Papá y mamá le esperan con las llaves del coche en la boca y un billete de 50 que le ayude a olvidarse del mal trago de dos años largos por una niña en la que ya ni pensaba. Sólo a ratos. Aún le queda bastante para los 18, pero ya sabe lo que hará cuando los tenga. Bueno, como la mayoría de adolescentes no tiene ni idea pero dispone de todo el tiempo del mundo para pensarlo, para equivocarse, para terminar tirando su vida por la borda. Hasta podría llegar a ser una presunta buena persona. «Seis años es mucho tiempo para un menor», me justificaba un experto en salvar almas imberbes. Pues dos y pico por no poder demostrar que mató y violó a otra niña es un regalo. Ojalá no tenga la oportunidad de volver a reírse de la Justicia que, dicho sea de paso, apesta.