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El apagón nuclear alemán encarecerá hasta en 15 céntimos el kilowatio/hora

El "apagón nuclear"alemán incrementará la factura eléctrica para el consumidor hasta en 1,5 céntimos de euro por kilowatio/hora hasta 2020, según el avance realizado hoy por la revista "Der Spiegel"de los contenidos de su próxima edición.

Los primeros cálculos hechos por los principales consorcios energéticos apuntan que el coste de la desconexión definitiva de las 17 centrales atómicas del país que se trasladará al usuario final será "moderado": entre 1 y 1,5 céntimos de euro por kilowatio/hora.

Este escenario tiene en cuenta la posibilidad de que las siete centrales nucleares más viejas del país, las que la canciller alemana, Angela Merkel, mandó detener de forma temporal hace unas semanas para analizar su estado de seguridad, no vuelvan a entrar en funcionamiento, tal y como sospechan muchos expertos.

No obstante, "Der Spiegel"subraya que este encarecimiento tarifario calculado por los grandes consorcios eléctricos podría tener repercusiones negativas en los sectores industriales alemanes muy intensivos en materia energética.

En total, estas empresas deberían afrontar unos sobrecostes de unos 1.500 millones de euros al año, de los que la mayor parte recaerían sobre la industria química (520 millones de euros), las acereras (210 millones de euros), los fabricantes de aluminio (300 millones de euros) y la industria papelera (260 millones de euros).

Por el momento no hay una hoja de ruta definitiva para el abandono de la energía nuclear en Alemania, aunque el Ejecutivo federal ha asegurado en las últimas semanas que hay "unanimidad"en la necesidad de dejar de emplear esta fuente de energía a raíz de la catástrofe de la central japonesa de Fukushima.

El Ejecutivo de Merkel aprobó a finales del año pasado un plan para prolongar la vida de las centrales nucleares del país, pero la canciller dio marcha atrás poco después del accidente nuclear japonés.

El Gobierno decretó entonces una moratoria de tres meses para revisar la seguridad de sus instalaciones atómicas y detuvo de forma preventiva las siete centrales levantadas antes de 1980, a la vez que enfrentaba un creciente descontento social por este asunto siempre polémico en Alemania.