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Cinismo navideño por José María Lebrero
Sí, llegó la navidad. Lo primero que quiero decir es que nadie con buen corazón se ofenda. No me refiero a los que sinceramente felicitan la Navidad. Sí al resto, porque si hay algo que me molesta en estas fiestas navideñas es el cinismo; esa desvergüenza a la hora de mentir.
En estas fechas esa obscenidad descarada brota como las malas hierbas en un otoño lluvioso.
La verdad suele ser una importante traba para el cinismo, por eso me hastían tanto estas mentiras piadosas. Pura hipocresía. Es curioso que quien durante todos los días del año te ha puesto cientos de zancadillas te desee ahora: Feliz año nuevo. Esto no es espíritu navideño; yo lo llamo cinismo navideño.
Al igual que se necesita algo más que un pañuelo para llorar, debería existir algo más que una cínica sonrisa y un apretón de manos en estos deseos navideños. Pero la mayoría de las veces la realidad hace esquina con la calle teatro. Se dicen cosas que no se sienten realmente, demasiadas mentiras piadosas. Suelen decir que por estas fechas los corazones se ablandan. Qué pasa, ¿que durante el resto del año lo tienen endurecido y ahora es época de rebajas? A mí no me interesan esas personas. No me gusta la falsa euforia, y en toda esta parafernalia hay demasiados deseos fingidos. Esto no tiene nada que ver con el verdadero espíritu navideño.
¡Ah!, Y en nochevieja, a toque de silbato, todos a divertirse; bailar, saltar y sonreír. ¡Qué bien! Ja, ja, ja.
Feliz Año Nuevo.
Somos más de dos los que pensamos así.
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