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Sostenibilidad del sistema de pensiones y empleo: dos caras de la misma moneda por José A SEGURADO

La Razón
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La reforma del sistema de pensiones es una de las reformas importantes que debe abordar la economía española para salir de la crisis. En este sentido, es necesario recordar dos cosas, aún siendo una reforma fundamental, no es tan importante como la reforma laboral o la reducción del gasto público.

En todo caso, es complementaria pero no sustitutiva. No olvidemos que España está obligada a reducir en tres ejercicios (2011/12 y 13) el déficit público, del 11,3% al 3%, es decir, 8,3 puntos. En el peor escenario que contempla la UE, el gasto total de pensiones es hoy el 9% del PIB y en 2030 será un 15% del PIB, un auténtico desastre pero con un periodo de 19 años para afrontarlo.

En segundo lugar, el objetivo fundamental de la reforma debe ser contribuir a la creación de empleo. Es el impulso de la actividad empresarial y la creación de puestos de trabajo el verdadero elemento que garantizará la sostenibilidad del sistema de pensiones. Sólo mediante la creación de empleo se reducirá el déficit público y se garantizarán las pensiones. La reforma puede crear el espacio suficiente para reducir las contribuciones sociales de las empresas al Sistema de Seguridad Social, y esta reducción de costes salariales supondría un impulso extraordinario a la competitividad y a la creación de empleo.

No hay duda de que la inversión de la pirámide demográfica plantea desafíos o riesgos que pueden suponer, tal y como ha señalado la UE recientemente, un incremento muy intenso del gasto en pensiones. Tampoco hay duda de que la prioridad de cualquier reforma, incluso la de las pensiones, debe ser la recuperación inmediata e intensa del empleo en un país que, entre otros datos, ha destruido más del 86% del empleo total perdido en la Zona Euro desde 2008 y que tiene, además, un serio problema de competitividad.

Por ello las Organizaciones Empresariales entendemos, en primer lugar, que es preciso propiciar un círculo virtuoso, de manera que la mejora de la sostenibilidad del sistema facilite una rebaja generalizada del alto nivel de nuestras contribuciones a la Seguridad Social, estimulando así la creación de empleo y aumentando el número de contribuyentes. Para ello, consideramos ineludible una estricta separación de fuentes de financiación de las pensiones, asignatura pendiente y continuamente pospuesta.

Ni la Seguridad Social puede servir como elemento compensador del déficit público ni el sistema contributivo de seguridad social debe utilizarse para financiar la política asistencial, ni la gestión del Fondo de Reserva de la Seguridad Social debe estar al servicio de las necesidades del Tesoro.

Es preciso, por otro lado, reforzar la relación entre la contribución realizada por los trabajadores y sus empresas y la prestación recibida, relación limitada por el hecho de que nuestro sistema cuenta con cortos períodos de carencia y contribución para acceder o calcular el importe de una pensión. Existe, pues, un margen de ajuste importante para acercar por esta vía la edad real a la edad legal de jubilación.

Dicha actuación resultaría menos traumática que otras y permitiría de mejor manera valorar el esfuerzo contributivo de cada trabajador, elemento básico de justicia para los que contribuyen durante más tiempo. La reforma debería contar además con otras actuaciones que hemos propuesto, entre ellas, la compatibilidad del disfrute de la pensión con el derecho a trabajar, incentivos más eficientes para prolongar la vida laboral, un atractivo marco regulador y de estímulos fiscales a los planes complementarios de pensiones, o un refuerzo de la capacidad empresarial de gestión de las bajas por enfermedad.

Se trata, en definitiva, de cambios tan necesarios como inevitables, por cierto, abordados con mayor anticipación en otros países de nuestro entorno. Nuestra responsabilidad y credibilidad está, una vez más, en juego y esta vez no podemos permitirnos el lujo de mirar para otro lado.

Es esperanzador comprobar que el presidente Zapatero parece decidido a adoptar una auténtica reforma del sistema de pensiones y me consta que la presidencia de CEOE hará un gran esfuerzo para impulsar un gran acuerdo con el Gobierno y los sindicatos.


José A. SEGURADO
Presidente de Honor Fundadorde CEIM y miembro de la Junta Directiva y del ComitéEjecutivo de CEOE