Estados Unidos

La destrucción del medio ambiente se duplica en 40 años

La voracidad del hombre ha desequilibrado la capacidad de la Tierra por regenerar sus recursos a la misma velocidad a la que se consumen. La huella ecológica ha aumentado un 50%, mientras que la salud de los ecosistemas ha caído un 30. La naturaleza tarda ya un año y medio en producir los recursos devorados en 365 días, según el «chequeo ecológico» a la Tierra elaborado por WWF, en colaboración con la Sociedad Zoológica de Londres y la Red de la Huella Global 

La destrucción del medio ambiente se duplica en 40 años
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El saqueo del planeta no cesa. Los recursos naturales que consume el hombre al año exceden la capacidad de regeneración de la Tierra. Así, al igual que se puede retirar más dinero de una cuenta bancaria de lo que se tiene, quedándose uno en números rojos, se puede extraer cada año más madera de un bosque de lo que vuelve a crecer o se pueden capturar más peces de los que nacen. Es entonces cuando suceden episodios como el del atún rojo del Mediterráneo, hoy al borde del colapso.

 

La humanidad lleva desde los años 70 devorando recursos más rápido de lo que crecen. Y no hay signos de mejora. En 2007, la huella de la humanidad era de 18.000 millones de hectáreas globales o 2,7 por persona. Sin embargo, la biocapacidad de la Tierra era sólo de 11.900 millones de hectáreas o 1,8 por persona. Es decir, que la Tierra va a tardar 1,5 años en regenerar los recursos renovables que se usaron en 2007. Así se desprende del informe «Planeta Vivo 2010», publicado el pasado miércoles por WWF, junto con la Sociedad Zoológica de Londres y la Red de la Huella Global.

 

La salud de la biodiversidad pende de un hilo. Los resultados demuestran que «la huella ecológica se ha duplicado en los últimos 40 años, mientras que la salud de los ecosistemas ha disminuido un 30», afirma Juan Carlos del Olmo, secretario general de WWF. Es curioso, por ejemplo, que en el Año Internacional de la Biodiversidad haya más tigres en cautividad que en libertad. La pérdida de la riqueza natural y la degradación de los ecosistemas conllevan una merma de los beneficios económicos que se obtienen de la Naturaleza. Y los resultados no son nada halagüeños. A pesar de que cada año se descubren nuevas especies (como el «pez drácula» hallado en un río de Myanmar. Los machos tienen dos grandes colmillos que usan para luchar. Sus dientes son mayores que los de los peces de agua dulce), las poblaciones de taxones de vertebrados disminuyeron un 28 por ciento entre 1970 y 2007 a nivel global.

 

Pérdida de biodiversidad

 

El estudio analiza la caída del índice del planeta vivo teniendo en cuenta las casi 8.000 poblaciones de 2.544 especies de mamíferos, aves, reptiles, anfibios y peces que se conocen. En concreto, la biodiversidad terrestre global ha caído un 25 por ciento. En el caso de la diversidad biológica que atesoran los mares, ésta ha disminuido un 24. Pero la mayor pérdida es la riqueza natural presente en el agua dulce, que ha caído un 35 por ciento, sobre todo por el modelo de agricultura intensiva.

 

Hay una tasa alarmante de pérdida de biodiversidad en países con ingresos bajos. Lo que no quiere decir que su naturaleza esté peor, sino que esta caída es desenfrenada desde 1970, mientras que la de los países desarrollados ha sucedido antes. Su pérdida, pone en la cuerda flota el sustento del hombre. Por ejemplo, el 52 por ciento de los stocks de pescado ha sido explotado y el 70 por ciento está amenazado hasta tal punto que no se espera que en un futuro próximo se produzcan aumentos significativos en las capturas.

 

Sos para Pesquerías y bosques

 

Resulta esencial incrementar la biocapacidad de las pesquerías para mantener o aumentar las capturas a largo plazo, algo que podría hacerse a través de la protección de áreas marinas. Y resulta vital porque los predadores de mayor tamaño y longevos, como el bacalao y el atún, se están agotando. Lo que obliga a las flotas a inclinarse cada vez más a la captura de especies pequeñas y de corta vida, como sardinas, camarones e incluso krill, amenazando el equilibrio de los ecosistemas marinos.

 

En cuanto a la superficie arbórea, ésta alberga cerca del 90 por ciento de la biodiversidad terrestre. Y ya se pierden 13 millones de hectáreas de bosque cada año. Su merma amenaza la riqueza que atesoran. Los orangutanes que viven sólo en las islas de Borneo y Sumatra han visto cómo sus hábitats se fragmentaban y decrecían por el impacto de la demanda de productos derivados del aceite de palma. Las poblaciones de las dos especies de orangutanes han disminuido 10 veces su tamaño en el siglo XX. No se trata de no talar árboles para usar su madera, sino de utilizar la de las plantaciones forestales para tal fin, ya que tienen una mayor productividad y su buena gestión es compatible con la conservación de la biodiversidad y para cubrir las necesidades madereras. Lo que no se logra si estas plantaciones se hacen en suelos donde había bosques naturales, praderas o humedales. Además, los ecosistemas terrestres, como los bosques, almacenan 2.000 gigatoneladas de carbono.

 

España mejora su Huella hídrica

 

Pero no todos los datos son negativos. España ha mejorado su huella hídrica, al pasar de ser el quinto país más voraz hace dos años, a situarse en el vigésimo quinto puesto de unos 200 países analizados. Pero la situación global no mejora. «71 países sufren hoy estrés hídrico», precisa Del Olmo. En 1995, casi 1.800 millones de personas estaban viviendo en áreas con estrés hídrico grave, según un informe de la Unesco de 2006. Para 2025, se estima que 5.500 millones de personas vivirán en zonas con un estrés hídrico de moderado a grave. La humanidad, en resumen, está usando recursos por encima de la capacidad de regeneración de la naturaleza. De seguir así, el hombre necesitará dos planetas por año para cubrir sus necesidades en 2030 y 2,8 en 2050.

 

En definitiva, la tendencia actual resulta insostenible. Sólo España necesita ya hoy 3,5 países como el nuestro para cubrir sus necesidades. Y no es el país que más huella ecológica tiene, ya que se ubica en el puesto número 19. Los países que más recursos naturales devoran son: Emiratos Árabes, Qatar, Dinamarca y Estados Unidos. De hecho, si todos consumiéramos los mismos recursos que el ciudadano medio de los Emiratos Árabes se necesitarían los recursos de 4,5 planetas. ¿Cómo revertir esta tendencia? Según WWF, se lograría si el mix energético global fuera renovable en un 95 por ciento y consumiendo mucha menos carne y menos productos lácteos.