Crisis en IU
Instituciones prescindibles
Las diputaciones son útiles en los estados centralistas. La realidad es que gestionan competencias menores, es una forma de organización administrativa y no tienen autonomía política como nuestras comunidades o los estados en las federaciones. Por otra parte, las provincias o departamentos, no importa el nombre, sirven para que las organizaciones regionales de los partidos tengan sus plataformas de poder. Los políticos tienen cargos y pueden desarrollar su actividad clientelar. El problema español es que tenemos de todo: municipios, mancomunidades, comarcas, diputaciones, autonomías y la administración general del Estado. Nuestra organización territorial es la más complicada del mundo y, por supuesto, la más cara. Lo sensato hubiera sido que las autonomías comportarán la desaparición de las diputaciones, se mantuviera o no la provincia como circunscripción electoral. No son más que un chollo que permite que la red clientelar de los partidos funcione con más eficacia y colocar a más dirigentes a costa del erario público.
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