Santander
El Madrid no «enamoura»
Ochenta minutos de fútbol siesta, de entrega horizontal, sin profundidad ni garra, y sólo diez de emoción, pero sin exagerar, e incertidumbre casi al final. El Mallorca continúa con su buen tono futbolístico, restaurado a la baja por la ley concursal; Laudrup prosigue con el milagro de Goyo Manzano.
Y el Madrid está verde, sin encajar, no convence, no «enamoura» y empieza el campeonato liguero con un empate en un terreno que, a priori, en este comienzo de curso se antojaba más fácil que en las postrimerías del anterior. Mourinho, manojo de nervios, da ventaja a Guardiola, que no tuvo dificultades para deshacerse del Racing en Santander. Pero ni hay que alarmarse ni que confiarse, sólo quedan 37 partidos...
Máxima expectación en el Iberostar, antes Ono Stadi y mucho antes, Son Moix. Novedades en el banquillo local, Laudrup por Manzano y gancho sin igual en el visitante, Mourinho por Pellegrini. También en los planteles respectivos: en el Mallorca ya no están ni Borja Valero ni Mario Suárez, alma y corazón, no lo acusó, Nunes aguanta; en el Madrid el 7 es Ronaldo, como si lo fuera Raúl; sin Guti, el arte de construir corresponde a Canales (un pase de gol a Higuaín en la primera parte); el de repartir y profundizar, a Di María (?), y el orden en la defensa, a Carvalho, éste no falla.
Si el mejor del Madrid es Lass, centrocampista para empezar y lateral derecho para terminar, es que el Madrid no es el mejor, y las pinceladas de Cristiano o de Canales son brochazos. Si el primer tiempo terminó a cero fue porque Higuaín prefirió mantener el equilibrio y llegar hasta Aouate en vez de caerse cuando Rubén le empujó. El milimétrico pase de Canales hubiese merecido mejor destino. Y no hubo más. La venda en la cabeza del cancerbero mallorquinista no era producto de una batalla cruenta sino de un accidente aislado, precisamente cuando impidió el remate aquel del «Pipa».
El esfuerzo, la entrega y el trabajo sin respiro son virtudes estajanovistas muy apreciables entre los hombres de Mourinho, que juegan como si les entrenase Luxemburgo, Capello, Juande Ramos, Schuster o Pellegrini. Aún no tienen un estilo, algo más visible en el Mallorca de Laudrup, técnico que prefiere la elaboración al patadón, de ahí que en los últimos 5 minutos de esta mitad el «Chori» Castro, Víctor y Nsue rondaran con aviesas intenciones la portería de Casillas.
La juventud del cuadro local invita al optimismo en Mallorca. Hay mimbres, novedades esperanzadoras que han conseguido entenderse mejor que las grandes figuras madridistas. Si Laudrup, nuevo el banquillo, ha conseguido encajar las piezas y dotar de una agradable plasticidad a su equipo, a Mourinho, en idénticas circunstancias –también está de estreno y con incorporaciones en la plantilla–, habría que exigirle lo mismo. Pues no le salió.
En la primera parte el Madrid careció de profundidad y apenas tiró un par de veces a portería. Era un equipo perdido y mal ensamblado. El centro del campo del Mallorca se merendó al visitante. Mou lo vio y en la segunda mitad introdujo cambios inmediatos. Benzema suplió a Di María, desafortunado, y Özil a Canales, superado. Para entonces, Cavenaghi había relevado a Sergi. Mejoró el juego madridista sin que se resquebrajara el fútbol del anfitrión, muy seguro de sus necesidades y de sus posibilidades.
Según avanzaba el partido, el cansancio hacía mella en los contendientes. El primer encuentro de Liga delata la falta de resistencia de los jugadores y cuando las energías escasean el encuentro se rompe. Parecía que al Madrid le resultaría más sencillo marcar porque Aouate se convirtió en protagonista. Antes miraba y ahora paraba. Detuvo medio gol a Higuaín, respiró aliviado cuando Ronaldo tiró fuera en vez de centrar y Benzema se precipitó cuando tenía toda la portería para él.
Se notaba en el Madrid la presencia de Özil y de Benzema, pero no culminaba, por eso Khedira entró por Arbeloa y Lass bajó al lateral. También ahí cumplió y no hay que anotar en su debe ni la ocasión de De Guzmán ni la más clara de Pina. Mourinho sufría, gesticulaba, discutía con el cuarto árbitro y con el asistente, mientras Florentino en el palco se desesperaba. Estaba en Mallorca...
Laudrup, sin embargo, se mostraba tranquilo; demuestra que ha avanzado en la tarea de conjuntar el equipo más que su mediático colega. Mourinho tiene mucho trabajo por delante y puede que el parón que ahora va a sufrir la Liga por las selecciones le venga bien para ajustar algunas piezas. O no, porque no podrá contar con los internacionales. Él, y lo sabe, tiene que trabajar más que Guardiola para alcanzar la excelencia y para que la ansiedad no abata a sus hombres. Las ocasiones que disfrutó al final del partido terminaron en agua de cerrajas por la precipitación o el escaso acierto de Ronaldo, de Benzema o de Higuaín, incapaces de soportar la presión del cronómetro. Tiene plantilla, sólo le falta el estilo.
Mou: «No es dramático, somos un equipo en construcción»
No hay desesperación en el Real Madrid, aunque a Valdano sí le «desilusionó» el hecho de empatar el primer partido. Pero, nada grave. La paciencia, al menos momentánea, parece haberse instalado en las altas esferas madridistas. «El equipo se está haciendo y tenemos un largo recorrido por delante», calmó Valdano. En la misma línea, argumentó Mourinho su opinión sobre el debut liguero de su equipo: «Ya he dicho que el Barcelona es un producto acabado y que nosotros estamos en construcción. El Barcelona ha ganado, enhorabuena, pero nada más. No me parece una situación dramática, aunque claro, me gustaría haber sumado tres puntos y que el Barça tuviera sólo uno».
El luso sacó «de positivo»: «Las enormes posibilidades de gol que hemos tenido, principalmente en el segundo tiempo, en unos momentos en los que psicológicamente es más difícil porque el partido llega a su final». Además, añadió, «defensivamente no hemos tenido problemas». Lo negativo: «El resultado. Me parece que sin jugar muy bien, porque globalmente no jugamos muy bien, hicimos méritos suficientes para ganar».
También, la cruz fue la lesión de Cristiano Ronaldo, quien tiene una fuerte contusión en el tobillo derecho y está pendiente de evolución. El portugués parece predestinado a dañarse el tobillo derecho justo antes de acudir con su selección. De nuevo, los médicos internacionales y los madridistas estarán a vueltas con la situación.
En el Mallorca, Michael Laudrup reconoció que del empate saca «una moral enorme».
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