Sevilla
Griñán anima a la militancia a «no llevar luto» tras el descalabro electoral
Había cierta expectación ayer en torno a la comparecencia del presidente de la Junta y secretario general del PSOE-A, José Antonio Griñán, ante el Comité Director del partido.
Era la primera vez que se reunía el máximo órgano entre congresos después del batacazo electoral de los socialistas en las elecciones municipales, su candidatura a la presidencia andaluza–sobre la que no hizo ninguna mención– está previsto que se materialice tras el verano. Además, la polémica desatada sobre el dinero que el PP paga a Javier Arenas para gastos de representación ha insuflado cierto oxígeno al PSOE, después de meses de asedio constante por casos de corrupción como la trama de los expedientes de regulación de empleo o las cíclicas crisis internas del Partido Socialista.
Griñán hizo autocrítica. Pero la justa. Reconoció que los resultados han sido «particularmente duros» por varios factores: por primera vez en la historia el PP ha sido el partido más votado en Andalucía –aventajando al PSOE en más de 290.000 votos– y el aumento de la movilización ha supuesto un trasvase directo de votantes al Partido Popular. Culpó de los males electorales, como viene siendo habitual, a la crisis económica mundial y a «las fuerzas especulativas de los mercados que nos quieren sacar de la historia». Y añadió otras causas hasta ahora no señaladas tan abiertamente, como el papel de los medios de comunicación. Dándole la vuelta al aserto de Marshall McLuhan, dijo que «el mensaje es el medio» y que «los medios tradicionales han hecho una apuesta clara por la derecha». En este sentido, hizo hincapié en la «organización en el mensaje y en la difusión» para «combatir mentiras e infamias» en todos los escenarios posibles: «las plazas, los medios escritos, las redes sociales...». «Un socialista, una voz, todos los socialistas una única voz». Con todo, animó a la militancia a «no llevar luto». «Tras el 22-M se ha demostrado que podemos convertir una derrota en una oportunidad».
El mensaje de unidad, de cohesión, también pespunteó el discurso del secretario general del PSOE-A. La secretaria de Organización del partido, Susana Díaz, subrayó, antes de que Griñán tomara la palabra, que es «tiempo de militancia». Sin embargo, llamó la atención que Griñán destacara que el partido ha vivido «pocas tensiones internas» y que se han «resuelto por los trámites orgánicos». Algunos de los protagonistas de las sonadas revueltas intestinas previas a las municipales, que han puesto al partido cara a cara con el espejo de las luchas de hace 20 años entre guerristas y renovadores figuraban ayer entre el auditorio: el secretario provincial gaditano Francisco González Cabaña o el ex consejero de Justicia y Gobernación, Luis Pizarro, quien no hace tanto que dijo que para él «el presidente de la Junta seguía siendo Manolo Chaves». Poco más de cuarenta y cinco minutos de discurso en los que Griñán mencionó intermitentemente a Rubalcaba e intentó acerar algunos de sus postulados socialdemócratas. Y sólo un leve aplauso, de cumplido, cuando ya estaba bien entrada la media hora. Un síntoma.
«La derecha, el nacionalismo, el fascismo...»
Al discurso del secretario general del PSOE-A lo cruzaron transversalmente constantes referencias a «la derecha». Apuntó con nombres y apellidos: contra Esperanza Aguirre por asegurar que el 28-F fue «una maniobra de irresponsabilidad política», contra Aznar por cuestionar supuestamente el Estado del Bienestar, y contra Javier Arenas. En este intento de censurar a una derecha a la que tildó de «hipócrita y falta de escrúpulos» comparó, en términos económicos, la vocación internacionalista de la izquierda y la de «la derecha, el nacionalismo y el fascismo, centrados en la nación».
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