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Venezuela

«Vendo un riñón»

Algunas personas ofrecen órganos en internet desde 150.000 euros para resolver problemas económicos, pero la legislación española sobre trasplantes impide la compra: sólo les queda el «mercado negro»

«Vendo un riñón»
«Vendo un riñón»larazon

MANTIS: Hola, he contactado contigo por el anuncio.
VR13: ¿Eres la interesada?
MANTIS: No te voy a mentir: soy periodista y preparo un reportaje.
VR13: Sólo contactáis curiosos o gente de Prensa.
MANTIS: Espera, espera, por favor... ¿Es en serio tu oferta?
VR13: ¿Tú qué crees?
MANTIS: ¿Por qué lo haces?
VR13: Yo creo que he sido claro: tengo un grave problema familiar y no tengo ningún recurso para afrontarlo. Llevo sin un ingreso más de dos años y me he quedado sin ningún recurso.
MANTIS: ¿De dónde eres?
VR13: ¿Qué más te da?
MANTIS: Te expresas bien... ¿Eres universitario?
VR13: Sí... ¡Esta conversación no va a ninguna parte!
MANTIS: ¿Qué precio le has puesto a tu riñón?
VR13: Necesitaría unos 200.000,€ pero todo es negociable.
MANTIS: ¿Ha respondido mucha gente a tu anuncio?
VR13: En más de tres meses, muy pocos. Tienen miedo porque no se puede hacer en España y los gastos para hacerlo en otro país, lo encarecen mucho.
MANTIS: ¿Qué gastos?
VR13: El comprador debe hacerse cargo de las pruebas de compatibilidad y preoperatorio, el coste de la intervención quirúrgica, la hospitalización y los desplazamientos.
MANTIS: ¿En qué país piensas?
VR13: Venezuela, tal vez...
MANTIS: ¿Sabes que está penado por Ley?
VR13: ...... ¿Eres poli?
MANTIS: Te he dicho que soy periodista.
VR13: Seguimos esta noche. Ahora no puedo...

Aquí acaba la conversación.

Ante el temor de que quien esto escribe fuera policía, huelga decir que por la noche no contactó. La oferta que había colgado en un portal web, que también desapareció en cuestión de horas, rezaba: «Tengo 37 años. No fumo, no me he drogado nunca y apenas bebo. Vendo un riñón porque tengo un grave problema familiar, no tengo dinero para hacerle frente y llevo en paro más de dos años sin ingresos. Presento analítica. Abstenerse curiosos o quienes no están interesados. Condiciones a negociar. Contactar con xxx@ gmail.com...».

Pudimos estar chateando con el autor de una broma macabra, un timador, el miembro de una mafia o un ciudadano español que, realmente asediado por las deudas –o a punto de sufrir un embargo–, actuase a la desesperada dispuesto a cumplir su parte de trato, aun a riesgo de poner en peligro su vida.

Sea como fuere, no se trata de un caso aislado. El rastreo por internet ofrece centenares de anuncios semejantes, con distintos órganos como reclamo. No en vano, Naciones Unidas estima que entre el 5 y el 10 por ciento de los transplantes de riñones que se realizan anualmente provienen del tráfico de órganos. Abundando en este dato, «The New York Times» publicaba este mes un reportaje con el siguiente titular conativo: «La crisis europea aumenta la venta ilegal de órganos». Según la publicación, el mercado negro se está extendiendo a Europa, especialmente a países azotados por problemas financieros. A las consabidas sedes chinas, indias, brasileñas o filipinas, añadía el rotativo norteamericano a tres países históricos: Grecia, España e Italia. Desesperados, desempleados y desahuciados, los habitantes de la cuna de nuestra civilización, en franca recesión, estarían tratando de vender partes de su cuerpo a través del comercio on-line: riñones, pulmones, pedazos de hígado, médula ósea, córneas e incluso vientres de alquiler... Una venta ilegal que los interesados prefieren llamar: «Una donación que requiere gratificación».

Rafael Matesanz (director de la Organización Nacional de Transplantes) pone en duda que esté proliferando la compra-venta de órganos, «no creo que haya más o menos que en otras épocas, simplemente internet facilita el anonimato y lo magnifica. No cabe duda de que es una realidad en ciertas partes del mundo, pero si se hace un análisis en profundidad no se puede saber si proceden de nuestro país o de Latinoamérica». Según fuentes de la Policía, «el problema es que no es sencillo averiguar si el intercambio se ha producido aquí, ya que la mayoría de los anuncios han sido colgados por extranjeros en páginas radicadas en otros estados. Para colmo, los administradores de los portales se escudan en que es imposible controlar el flujo de mensajes». Sería bueno recordar que comercializar en este negocio ilegal está tipificado en nuestro Código Penal con penas que pueden castigarse con 12 años de prisión.

La donación no ha avanzado al mismo ritmo que la demanda y ningún país tiene órganos suficientes para cubrir las necesidades de su población, hasta el punto de que la mortalidad en lista de espera puede llegar a alcanzar el 10 por ciento. Pese a todo, el doctor Matesanz persiste: «Según la Organización Nacional de Transplantes, el tráfico de órganos es casi inexistente en Europa y menos en España, líder mundial y modelo a seguir en este tipo de intervenciones, donde durante el 2011, volvimos a batir un nuevo récord histórico, y las provisionales de lo que llevamos en los 5 primeros meses de 2012, van en aumento». No obstante, sigue habiendo una demanda creciente de pacientes con recursos dispuestos a conseguir un órgano. El precio medio de un riñón en el mercado negro es de 120.000, según el informe Organ Trafficking de la ONU.

Entonces, ¿dónde se vende?
Sanidad cree que, pese a que se pueda establecer el «contacto» entre demandante y ofertante, en nuestro país sería inviable materializarlo. En la misma línea, en la ONT, aunque no dispone de una unidad para perseguir estos delitos, su director, Rafael Matesanz, está convencido de que el negocio no es factible en España. «Ningún facultativo va a extraer un órgano comprado». Es mucho más que una operación. Se trata de una intervención delicada, que sólo se puede realizar en centros de élite, perfectamente regulados. Algo que no en todas partes sucede, como evidenció Mijail Zis, el médico israelí de origen ucraniano conocido como «el cirujano negro», que fue acusado de traficar con órganos humanos en hospitales europeos utilizando historias médicas falsas.

En ningún momento negó haberlos realizado, pero mantuvo que se movía dentro de la legalidad. Su minuta se situaba entre los 1.500 y 2.500€ euros y que pagaba sus impuestos religiosamente. La Policía descubrió tiempo después una cuenta corriente en EE UU que superaba el millón y medio de euros.

Al igual que hay «cirujanos negros», hay mafias que trafican con órganos. Es indisoluble lo uno de lo otro. Interpol ha tenido noticia de organizaciones ilegales que tienen más de 1.600 trasplantes ilegales en su haber, realizados sin control sanitario ni administrativo. El doctor Matesanz vuelve a despejar las dudas sobre nuestro país: «Hablando de forma prosaica, no tiene sentido que un «delincuente de órganos» haga su compra en España. Los precios de compra-venta en lugares como Estambul, Moldavia, Suráfrica, el norte de África, o algún estado suramericano, no superan los cinco mil dólares y en España, se habla por encima de 50.000. En términos crematísticos, estamos fuera de mercado.

El hombre del anuncio que accedió a hablar con nosotros nos dijo que la intervención se podía materializar en Venezuela. Circula opinión de que allí hay formas de convencer a los médicos, tras pasar una entrevista en la que deben asegurarse de que a donante y receptor les une un vínculo: bien familiar o una amistad que supere las dos décadas de vida. De ahí que se planeen muchos matrimonios fraudulentos (o documentaciones ilegales que certifican falsos parentescos) para superar ese escollo.

El «timo del nigeriano»
Los pagos están pautados: el comprador del órgano se hace cargo de todas las pruebas de compatibilidad sanguínea y preoperatorio, el coste de la intervención quirúrgica, la hospitalización y los desplazamientos. El doctor Matesanz apostilla: «No tiene el más mínimo sentido llevarse al donante a otro país, cuando en ciertos lugares se podría encontrar a alguien que se oferta por menor cuantía. Parece de ciencia ficción».

Los países que encabezan el nefasto ranking de compra de órganos en el mundo son EE UU, Japón e Israel. «En Europa, afortunadamente, está tipificado como delito, al igual que el turismo sexual o la pedofilia, se realice donde se realice. Tanto para el donante como para el receptor», asegura el director de la Organización Nacional de Transplantes. «Además –prosigue–, en la primera revisión rutinaria en cualquier lugar de Europa, saltarían las alarmas. Y no olvidemos que son enfermos crónicos, que precisan de atención médica de por vida».

El «presunto protocolo» para materializar esta transacción delictiva pasa porque el receptor efectúe un ingreso bancario para la hospitalización del donante, con tiempo suficiente para verificar que hay fondos. A cambio, puede enviar a alguien de su entera confianza para que vigile que todo sale según lo pactado. De igual modo, se firma un documento firmado que certifique el acuerdo, de todo punto absurdo legalmente, en tanto que es ilegal y sin posibilidad de reclamación. «En mi opinión, es como el llamado "timo del nigeriano"–explica el doctor Matesanz–, donde se van pidiendo cantidades a cuenta para cubrir gastos de distintas partes del proceso y luego el donante desaparece como humo que pasa».

«Recordemos –añade– que en España, receptor y donante no pueden conocerse para que se autorice el trasplante de un órgano. Los jueces entrevistan a los candidatos y rechazan a aquellos cuyas condiciones económicas pudieran ser sospechosas de fraude. Por eso nuestro sistema es el mejor recurso contra la desesperación que puede llevar a alguien a intentar pagar por un aliento de vida». Si aquel con quien hablamos se ofertaba en serio o era un mero testeo... Nunca lo sabremos.

 

No sin la aprobación del paciente
Sea mentira, medio cierto o fraude completo, hay una realidad paralela que no tiene incidencia reseñable en nuestro país, y que para muchos sólo es una leyenda negra: la de aquellos a los que les «roban» un órgano sin su consentimiento, tras someterse a una operación sin ninguna relación con otra víscera que resulta «robada», aprovechando los momentos de anestesia en el quirófano.

LEGISLACIÓN:
-El Real Decreto 2070/1999 establece en su artículo 8.3 que «se prohíbe hacer cualquier publicidad sobre la necesidad de un órgano, tejido o sobre su disponibilidad, ofreciendo o buscando algún tipo de gratificación o remuneración» a cambio. De igual forma la Ley 34/1988, de 11 de noviembre, define en su artículo 3.a como ilícita «la publicidad que atente contra la dignidad de la persona».
-El citado Real Decreto señala en el punto 2 de su artículo 8 que «no se podrá percibir gratificación alguna por la donación de órganos humanos por el donante, ni por cualquier otra persona».