CRÍTICA DE CINE / «Morning Glory»: Indiana cambia de canal

El cine siempre ha sentido una atracción morbosa por el mundo del periodismo; piensen en las soberbias «Luna nueva» (Howard Hawks, 1940) y «Primera plana» (Billy Wilde, 1974), incluso en «Al filo de la noticia» (James L. Brooks, 1971). Todas comedias, qué risa. O qué miedo. Lástima que el mundo haya cambiado tanto los útimos tiempos y esta profesión recuerde en ocasiones a un circo con más payasos que domadores de fieras. Sobre todo, si hablamos de la televisión y espacios como «Daybreack», el matutino es- tadounidense con peor audiencia de la parrilla y donde la periodista Colleen Peck (una deliciosamente histérica Diane Keaton) mezcla desde temprano y mirando siempre risueña a cámara recetas de cocina e historias locales de nulo interés. Una joven productora ejecutiva (Rachel McAdams, todo vigor) decide rescatarlo de su miseria gracias a la ayuda de un otrora legendario presentador de informativos insoportable que decidió un día interpretar Ford porque, dicen en Hollywood, el personaje le recordaba un poco a sí mismo. Aunque entretenida y simpática, la cinta nunca termina de hincarle el diente al asunto con malicia, mientras bascula entre una historia de amor con prisas y la crítica medio templada a las miserias de un oficio, hasta acabar finalmente en la un tanto cursi previsibilidad. Lástima, Michell po- dría habernos hablado, por ejemplo, sobre dónde van las estrellas mediáticas cuando la fama, siempre efímera, desaparece y un fan entusiasmado confunde tu nombre con el de otro tipo. Que ni siquiera pertenece al mismo canal...