China

Crueldad china

La Razón
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Los degüellan. Los despellejan. Los hierven en mataderos especialmente habilitados para esta salvajada. Es la espantosa realidad de los perros en China. Expresión de una brutalidad que tiene que ver con el peor rostro de un régimen que sigue practicando muchas de las atrocidades de los camaradas. La carne de perro sigue siendo un manjar en China. Pero casi nadie repara en la crueldad de los métodos usados para sacrificar a estos animalitos. Una barbarie, a la hora de matar, que también se da con los humanos. A los perros destinados para la alimentación los muelen a palos o los acuchillan para que mueran desangrados. Así la carne es más sabrosa. Su agonía se hace eterna y es dolorosísima. Pero los perros –como los animales en general– no son para la inmensa mayoría de nosotros seres vivientes y sintientes. Una barbarie más en esta monstruosidad de la que todos somos culpables. Esperan aplastados en jaulas, durante días, su turno para ser sacrificados. Después, los matarifes los atrapan, los degüellan y les arrancan la piel. El último paso será hervirlos, antes de ser distribuidos antes de llegar al plato. Es falso que se hayan cerrado los restaurantes donde se degusta su carne. Una mentira más del Partido Comunista Chino, que ha impedido hasta el día de hoy que exista en ese país una sola protectora de animales que defienda sus derechos.