Comunidad de Madrid
Premio al esfuerzo
Poco o nada ha trascendido a los medios, pero hace una semana, y bajo la hospitalidad del Parlamento de Navarra, tuvo lugar una interesantísima reunión en la que diputados y senadores de la Comisión de Ciencia y Tecnología, así como otros funcionarios y cargos públicos representantes de todo el arco parlamentario nacional, se citaron para debatir sobre la situación de la investigación en España.
El principal ponente del debate, un prestigioso científico, doblemente académico, no pudo menos que retratar una situación calamitosa: la de un país cuya relación con la ciencia, más allá de las palabras huecas, es de lejanía e indiferencia, si no de profunda desafección.
Pero, y a eso vamos, a nadie se le escapaba lo que en realidad eran los fundamentos ocultos de todo el edificio retórico que allí se construyó. Al final, en el fondo, la cosa no va de ciencia, tecnología, investigación, emprendedores, valor añadido, economía sostenible… Todo esto es la nata, el tejado, la guinda del pastel. Porque la base, los cimientos, la estructura que lo sostiene todo, no es otra que la Educación.
Por eso, la decisión de la Comunidad de Madrid de crear un Bachillerato de excelencia debe ser bien recibida. Ni elitismos ni exclusiones la sustentan, sólo busca recompensar el esfuerzo. Y como ha sido una iniciativa valiente, pedimos que lo siga siendo en su desarrollo, escuchando e integrando a los que tienen legítimas dudas sobre las posibilidades reales de su aplicación práctica y a quienes insisten en que, si llega a materializarse, se imparta en todos los centros y no en uno único porque en todas partes hay quien lo merece.
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