Javier Reverte: «El Ártico podría sacarnos de la crisis»

–«En mares salvajes. Un viaje al Ártico». Ha vuelto helado, ¿eh?
–He vuelto con la conciencia de que el hielo desaparece. No sé qué vamos a hacer con el whisky...

–Viajó en un barco oceanográfico ruso por el mítico Paso del Noroeste. ¿La gran sorpresa?
–El paisaje es atroz, hostil, parece la negación de la vida.

–Abre su libro con una cita de John Ford: «Los hombres siempre están buscando algo que no encontrarán nunca».
–Yo veo un poco así la vida. Intentarlo es todo lo que podemos hacer.

–La búsqueda como fin, sin más. ¿Eso le impulsa al viajero y escritor?
–Sí. No creo en casi nada. Sería insoportable la vida si no intentara buscar, aun sabiendo que quizá no encuentre nada. En el intento está la gloria.

–Su otra sorpresa en el Ártico fueron los inuit, mal llamados esquimales.
–Son gente que ha saltado del Medioevo al siglo XXI en nada, y no lo han digerido. Abundan los alcohólicos, las enfermedades, los suicidios...

–¿Más peligroso el Paso del Noroeste que atravesar Ciudad Juárez?
–No, es más peligroso atravesar Ciudad Juárez. Con un buen barco se cruza el Paso sin problemas porque no hay hielo en los meses de verano.

–¿Sabe por qué los polos atraen tanto a los aventureros?
–Hay locos de todo: del desierto, de los polos, del mar, de las cuevas...

–¿Lo peor de por allí?
–La degradación de la naturaleza.

–¿Y lo mejor?
–El esfuerzo de la naturaleza resistiendo.

–El deshielo, dice, va a traer muchas consecuencias...
–La carrera por el expolio ya ha comenzado: Rusia, Canadá, Estados Unidos, Noruega y Dinamarca se disputan el control de nuevas rutas y la gran tarta blanca llena de gas, petróleo, cobre, oro, diamantes...

–Un tesoro...
–Un gran tesoro. El Ártico podría sacarnos de la crisis, pero España no pinta nada allí. Se inicia una carrera de ambiciones entre esos países. Habrá bases militares y conflictos, y aquello se llenará de gente.

–Me imagino que no van a tener en cuenta el desastre medioambiental...
–Eso les importa un carajo cuando se trata de explotar riquezas. Los poderosos no piensan ni en sus nietos.

–Son muy zen: viven sólo el presente...