Acoso sexual
Una nube de violencia
La situación está muy caliente en Arriate, por eso hay que ser muy cautos con lo que se dice del detenido. Existe riesgo de linchamiento. Nuestra sociedad no sabe manejar el problema de la violencia, que no es exclusivo de la juventud pero que resulta muy llamativa entre los menores. Los actos violentos cada vez se banalizan más y nos olvidamos de la raíz del problema, no miramos más allá. El autodominio es uno de los problemas que sufren nuestros jóvenes y que heredan de los mayores. Cada uno de nosotros va ensimismado en sus problemas y crea una nube de acritud a nuestro alrededor que las nuevas generaciones perciben. No aceptan la frustración y son muy impulsivos. Pasan a la acción sin detenerse un minuto a reflexionar sobre lo que van a hacer. Si a este estímulo le añades el machismo profundo, todavía muy presente en nuestro país, y el, cada vez mayor, sentido de la posesión, te encuentras con un grupo de jóvenes para los que la violencia se convierte en su principal arma.
Seguro que María Esther dijo que no a su agresor, y por ello éste terminó con su vida. La respuesta negativa no se acepta porque hoy sólo conocemos el término pago y exijo, por lo que el rechazo, no sirve. No lo tenemos asumido.
Todo este tipo de casos tienen un denominador común: el machismo encubierto. No apreciamos que esta violencia se ejerce por razones de sexo. Sin embargo, así es. María Esther era una niña indefensa, inocente –como explican los vecinos de Arriate– y le faltaba protección y afecto. Por eso, este suceso se agrava moralmente y es todavía más incomprensible.
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