Bogotá

La nueva vacuna de la malaria se probará en humanos en junio de 2012

El científico inmunólogo Manuel Elkin Patarroyo ha dicho hoy en rueda de prensa en Molina de Segura que su nueva vacuna contra la malaria "Colfavac"(Colombian falciparum vaccine) se probará en humanos en junio de 2012 tras obtener un 90% de eficacia en monos.

Patarroyo, que ha sido invitado por la Fundación de Estudios Médicos para pronunciar la conferencia "Nuevas Vacunas para las Viejas Infecciones", ha desvelado que 25 multimillonarios crearán un consorcio para construir la planta de producción de la vacuna tras fracasar en las negociaciones con la industria farmacéutica.

Ha añadido que un vicepresidente de una multinacional, cuyo nombre no ha querido desvelar, le ofrecía producir la vacuna a 75 dólares la unidad cuando los cálculos de Patarroyo eran de 10 céntimos de euro, por lo que rechazó la oferta porque de ese modo no llegaría a las personas más necesitadas, que es para lo que él ha trabajado estos 33 últimos años.

Patarroyo ha reconocido que su anterior vacuna, descubierta el 26 de enero de 1986, "SPf66", estaba "incompleta", con una protección de entre el 30 y el 50 por ciento de los humanos, pero gracias al descubrimiento en 2002 del genoma del parásito de la malaria y al hallazgo de un colaborador suyo, Mauricio Calvo, logró mejorarla y darla a conocer el 25 de marzo pasado en "Chemical Reviews".

La intuición y el insomnio contribuyeron también al descubrimiento de esta nueva vacuna sintética tras averiguar la estructura química del microbio, sintetizando miles de moléculas en fragmentos de 20 aminoácidos, deteniéndose en esta ocasión, a diferencia de 1986, en seleccionar solo los fragmentos que invadían los glóbulos rojos.

Ha explicado que algunos de los aminoácidos fueron modificados y fueron seleccionados aquellos que poseían el mismo volumen, masa y superficie, pero de polaridad invertida.

Ha dicho también que hace una semana se entrevistó con el director de ingeniería genética de La Habana (Cuba), Manuel Limonta, que le invitó a trabajar en una vacuna contra el dengue, y en Brasil le han propuesto otra vacuna contra las amigdalitis, de la que ya tienen un prototipo que será ensayado con humanos.

El científico colombiano halló principios químicos para crear vacunas sintéticas que podrán utilizarse en investigaciones de vacunas contra enfermedades infecciosas.

Según Patarroyo, desde que Pasteur en 1884 inventó la primera vacuna han pasado 123 años en los que sólo se han logrado sacar 15 vacunas de las 517 enfermedades infecciosas existentes.

"Colfavac"ha estado financiada inicialmente por el Gobierno colombiano, pero finalmente han sido la Fundación para la Investigación Solidaria de Navarra, la Agencia Española de Cooperación Internacional y la Universidad de Rosario (Bogotá) las que han apostado por esta vacuna.

Preguntado por su rechazo a colaborar con gran parte de la comunidad científica internacional, ha explicado que las instituciones anglófonas obligan a firmar un documento de patentes, mejoras y regalías que va contra su filosofía, y aunque hay científicos que desearían trabajar con él, no pueden sin rubricar tal acuerdo.

"No somos instituciones de beneficencia y tenemos que responder ante nuestros accionistas", le espetó el vicepresidente de una multinacional farmacéutica durante la negociación por "Colfavac", lo que ejemplifica el interés de estas empresas y que los médicos "somos los que tenemos que dejarnos la piel rastrillada por ahí", ha comentado.

Patarroyo se ha mostrado decepcionado con organismos como la OMS, a la que donó en 1993 su primera vacuna, tras lo ocurrido con la gripe A, momento en el que, según afirma, "fue un caso patético en el que quedó patente la serie de intereses creados a su alrededor", uno de los motivos por los que no les cederá "Colfavac".

Su descubrimiento, según ha dicho, "le sienta muy mal a la industria farmacéutica, como un puntapié en la cara", ya que "tienen un mercado más grande que el de las petroleras"y un poder tan grande que "no caigo en la trampa de enfrentarme o un día cualquiera desaparezco en el Amazonas".

"Va a ser duro de roer". Así ha resumido el trabajo que ahora le queda para que comience a aplicarse esta nueva vacuna.

"Le tocará a mi hijo resolverlo", ha concluido a seis meses de cumplir los 65 años.