Literatura
Memoria estética y John Ford por Franscisco Nieva
Lo mío ha sido siempre ocuparme de arte y de libros. Mi «memoria histórica» se complementa con mi «memoria estética». El mejor modo de invocar a la primera es el de recurrir a la segunda, volviendo al cine y la novela que se hicieron en otro tiempo. Por ejemplo, el de la anterior gran recesión. Yo era tan pequeño que no pude vivirla sensorialmente. Pero ahí estaban las bibliotecas y las cinematecas. Cuando más tarde pude gustar de las películas de John Ford o las novelas de John Steinbeck, que la glosaban tan magistralmente, fue muy profunda mi emoción: «Esto pasaba entonces, cuando yo era chico y no me enteraba de nada, esto tan trágico, esto tan deplorable. Pero también esto tan bello, tan encomiable por parte de los artistas y literatos de ese momento».
Y a mis ojos asomaban las lágrimas. Pues, sí: eran lágrimas de emoción estética y de admiración. Yo vivía aquella otra gran recesión del modo más intenso. Me recordaban que en aquel tiempo de mi infancia en las películas que se tenían «por buenas» aparecían siempre muchos personajes de gorra ladeada, las vueltas de la solapa levantadas, encorvados, con las manos en los bolsillos, buscando trabajo. Ésta es la viva estampa de la recesión, pero también la viva estampa de Henry Fonda.
Hagan la prueba. Si quieren vivir estéticamente ese tiempo tan parecido al nuestro, vuelvan a leer «Las uvas de la ira» (1940) y vuelvan a ver le película subsiguiente, así como «La ruta del Tabaco»(1941) y, a la vez que una emoción profunda, sentirán también un gran consuelo. El arte abre una brecha de esperanza en un cielo cargado de nubes negras. Tanto el cineasta Ford como el novelista Steinbeck son espíritus grandes, grandes artistas, que imantan, que sugestionan e hipnotizan, y tienen el poder de infundir esperanza mejor que los políticos y los economistas.
Vuelvan a leer y a visionar la obra «Tortilla Flat» (dirigida por Victor Fleming en 1942 Victor Fleming). Sus lágrimas y su sonrisa les embargarán. Y serán una experiencia curiosa, ver cómo la literatura y el cine sobrevuelan la calamidad y hasta la convierten en un bello recuerdo emocionado, cuando «todo ha pasado ya».
Franscisco Nieva
De la Real Academia Española
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