Mundial de Balonmano

Di María extremo puro por Julián García Candau

La Razón
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El mundo siempre necesitará democracia y extremo izquierda. El Real Madrid lo tiene, aunque corra la mayor parte del tiempo por la derecha y practique lo que se llama jugar a pierna cambiada. Desde mi niñez siempre he sentido gran admiración por los jugadores que corren por la banda y envían el balón con precisión y al lugar adecuado para que rematen los delanteros.

En todas partes se conserva la memoria del exterior zurdo. Por ejemplo, Gorostiza, Gainza, Gento, Collar, Seguí y Emilín. El Madrid vibró hace años con Pinino Mas, argentino que marcaba goles de volea espectacularmente. Otro argentino, Ángel di María, ha venido a llenar el hueco de jugador tan especialista. Los extremos se acaban porque los muchachos quieren ser centrocampistas y, a lo sumo, media punta, que es misión que todavía no he alcanzado a calificar. Para empezar, ser la mitad no parece motivo de excelencia.

Di María se lesionó nada más comenzar la segunda parte y su ausencia la sentirá el Real Madrid en los próximos encuentros. Su actuación, seguramente, será menos ponderada que la de Cristiano Ronaldo, quien se anotó una tripleta de goles, pero la pieza fundamental del ataque, el hombre que puso en sus compañeros el camino de la victoria en el mediodía de ayer fue él. Los tres primeros goles llegaron por pases suyos. Por balones que entregó en bandeja.

Los partidos más complicados acaban pareciendo de fácil solución si se cuenta con el extremo que ensancha el campo, abre brecha por la banda y se zafa de su teórico marcador para que sus pases lleven marchamo de gol. Con Ángel di María el ataque madridista tiene más proyección, más velocidad y peligro constante. Loado sea.