JMJ de Río

Rouco: «Las críticas nos estimulan para ser mejores»

Pabellón 7 de Ifema. Unos voluntarios americanos acaban de llegar del aeropuerto, otro grupo de polacos recoge sus inscripciones y alguna mexicana acaba de desperezarse tras pasar una noche peleada con la almohada. Así amanecen los jóvenes que ya pueblan los pabellones de exposiciones madrileños. Por la mañana, toca formación.

El cardenal Antonio María Rouco Varela, ayer, con los voluntarios de la JMJ durante la eucaristía de bienvenida
El cardenal Antonio María Rouco Varela, ayer, con los voluntarios de la JMJ durante la eucaristía de bienvenidalarazon

Y la tarde, a poner en marcha todo el engranaje para la acogida del más de un millón de peregrinos que abarrotarán Madrid la semana que viene. Eso sí, como punto de partida, cada mañana, la eucaristía. Ayer, en la primera de esta maratonianas jornadas fue el cardenal y arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco, quien quiso dar la bienvenida a los voluntarios internacionales con una eucaristía en Ifema, en lo que parecía ser una «mini-JMJ» en la que se mezclaban idiomas en las lecturas, se compartían algunos rezos en latín como lengua común y se experimentaba una unión que va más allá de fronteras diplomáticas.

«Esperemos que se produzca el milagro de Pentecostés, esto es, que hablando yo en español, el resto me entendáis», destacó ante algunos de los más de 3.500 voluntarios extranjeros que se alojan ya en Ifema, de los más de 28.500 que a día de hoy hay inscritos. Según datos de la organización, en total se ha inscrito algo más de 28.500 voluntarios de 14 países. Los más numerosos son los españoles (12.185) seguidos de los polacos (1.048) y los italianos (182). El 62 por ciento de ellos tienen entre 16 y 23 años, aunque los hay de todas las edades, como demuestra el hecho de que un cinco por ciento de los voluntarios tiene más de 65 años.

«Los voluntarios sois como los ángeles custodios de la JMJ», apuntó el cardenal durante la homilía, en la que subrayó la necesidad de que el encuentro de Madrid deje huella. «Estamos viviendo un tiempo en el que necesitamos recobrar la esperanza en el corazón y el alma de la sociedad», señaló el presidente de la Conferencia Episcopal que bromeó con las altas temperaturas que se esperan la semana que viene en la capital: «Madrid tiene fama de ser una ciudad calurosa en agosto, pero hemos hecho el encargo de que no lo sea tanto para la visita del Santo Padre», señaló ante un grupo nutrido de voluntarios, entre los que destacaban los de nacionalidad polaca que amenizaron la eucaristía con canciones en su idioma.

Algo inevitable

Al finalizar la misa y mantener un encuentro con los jóvenes, el cardenal Rouco respondió a los periodistas tras ser preguntado por los ataques lanzados por el 15-M y los grupos «anti-Papa» hacia la JMJ, centradas en el aspecto económico.

«Las críticas son inevitables y deben ser asumidas como una servidumbre o hipoteca de estas cosas, un estímulo para mejorar», apuntó Rouco que además hizo hincapié en que la JMJ va a ser «una gran fiesta que costean los propios jóvenes» y que los gastos adicionales son los «más elementales y similares a los de cualquier acontecimiento parecido que pueda plantearse en otros ámbitos, como en los deportes».

Los que animan a un millón
Javier Nieves, locutor de Cadena Cien que ya se ha destacado en varias ocasiones como presentador de actos a favor de la vida y la familia, ha sido el encargado de entrenar a algunos voluntarios que presentarán y animarán todos los grandes actos de la JMJ, excepto los litúrgicos. De 30 voluntarios que se ofrecieron como candidatos, se seleccionó a una docena. No les da miedo presentarse micro en mano ante un millón de jóvenes. «Somos parte de ellos, llenos de alegría, dudas y talentos», explica la eslovaca Eva, una de las elegidas. Silvie, congoleña que trabaja en finanzas, señala que «en África la misa es una fiesta, en la que se baila y canta y ese entusiasmo es el que queremos aportar».