Campaña electoral

Ante lo más dificil

La Razón
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Quienes tan duramente criticaban a Mariano Rajoy, son ahora sus más fieles aduladores. Miserias de la política, el factor humano huele a poder y se torna servil. El presidente del PP lo conoce bien. Durante su travesía en la oposición, soportó dentelladas de todo tipo. Por ello, suele decir en privado que él, a estas alturas, está acostumbrado a «casi todo». Con una sutileza a veces no entendida ha embridado un partido sin fisuras, y tejido un programa con un claro código genético: austeridad y eficacia. Tras el 22-M y su último debate con Zapatero, ya nadie se lo puede discutir.
Cuenta con el viento a favor frente a un socialismo desnortado, desilusionante. Pero a Rajoy le tocará gobernar el corazón de un Estado deshilachado, arruinado, y demostrar que tiene coraje, inteligencia y patriotismo suficientes para recomponer sus piezas. Será el momento de aplicar las recetas trabajadas con sigilo, a lo largo de estos años. No debe nada a poderes fácticos. Los intrigantes de siempre no podrán pasarle factura. Su independencia antepone los intereses generales a camarillas. Es la clave sustancial de un hombre que, precisamente por ello, desespera a cuántos pretendieron manejarle sin conseguirlo.
Hizo lo que parecía imposible: apostar por unos candidatos que han dado al PP el mayor poder territorial de su historia. Nunca un presidente tomó las riendas en momentos tan complicados. Asfixiado por la economía, el empleo y los separatismos, Mariano Rajoy afronta su gran reto. Es un líder honrado, ante un país atorado, enormemente difícil. Al que quiere devolver su decencia y dignidad.