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A Casillas no le falta ninguna

El capitán levantó por fin el único título que no estaba en su currículum

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El Real Madrid llevaba tiempo despreciando la Copa, dándole poca importancia y cayendo demasiado pronto. Las decepciones del Real Unión y el Alcorcón fueron tan grandes como las dos últimas finales perdidas en un torneo con el que el conjunto blanco había perdido el «feeling». Por eso Raúl se fue del Bernabéu sin conseguirlo y por eso era lo único que le faltaba a Casillas para completar su brillante currículum.

El portero había ganado todos los títulos posibles, tanto con su equipo como con la Selección, pero no estaba satisfecho del todo. Le quedaba levantar una Copa del Rey y ayer pudo hacerlo. Últimamente, cuando pocos en el club lo consideraban una prioridad, él siempre recordaba que era tan importante como otros, y más incluso que la Liga por haber pasado tanto tiempo (18 años) de la última vez.

Quizá por esas ganas que tenía, lo primero que hizo cuando Undiano Mallenco pitó el final fue ponerse a llorar. Era alegría, aunque también liberación por haber podido con el inalcanzable grupo de Guardiola y por rellenar el único hueco que quedaba en su sala de trofeos. «Estamos felices por ellos», decía Iker señalando con el dedo al fondo de Mestalla en el que estaban los aficionados blancos. «Durante dos años lo hemos pasado muy mal, pero con esfuerzo hemos demostrado que podemos ganar a cualquiera. Se lo debemos a la gente que ha venido y a la que se ha quedado en Madrid», insistía.

Después de abrazar a Don Juan Carlos como si fuera un amigo íntimo, Casillas elevó al cielo de Valencia lo que le faltaba, aunque sólo se permitió unas pocas horas de disfrute. «Vamos a celebrar esto a tope esta noche, y enseguida nuestra cabeza se va a poner a pensar en lo que viene inmediatamente. La Liga está complicada, pero somos el Real Madrid y siempre luchamos hasta el final, nunca desfallecemos. Y no olvidamos la "Champions"».

El otro que se llevó un cromo que no tenía en el álbum fue José Mourinho, que sumó la Copa del Rey a las que ya tenía de Portugal, Inglaterra e Italia. Allí donde dirigió, el luso ganó el segundo trofeo nacional, y siempre por 1-0, como sucedió ayer. Con el Oporto superó al Uniao Leiria en 2003; con el Chelsea se impuso al Manchester en 2007; y con el Inter, el curso pasado, derrotó a la Roma. Ayer en Mestalla, una vez más se las apañó para salir victorioso por un gol, un detalle que se encargó de firmar Ronaldo, como en las ocasiones anteriores hicieron Diego Milito, Drogba y Derlei.

El Real Madrid lo contrató para romper una inercia que mantenía al club por debajo del Barça desde que lo dirige Guardiola, y «Mou» sólo ha necesitado un «match ball» para conseguirlo.