Andalucía

Rubalcaba y los diez puntos

Clama contra la «ley de los silencios»: rebajar, recortar, pero no contar 

Rubalcaba es recibido con aplausos en el mitin de Córdoba
Rubalcaba es recibido con aplausos en el mitin de Córdobalarazon

Pasamos el ecuador de esta campaña, y el candidato vuelve a Andalucía, territorio clave para el PSOE. Hoy toca Córdoba, pero cuando esto acabe –¡y va llegando el día!- Rubalcaba habrá pisado todas las provincias andaluzas. Todo sea por el despertar. No hay descanso ni para el candidato ni para esta ya arrastrada caravana que le sigue por toda España. Pero volvamos al paso del ecuador.

Rubalcaba redobla la ofensiva contra el PP y sube el tono. Sus datos dicen que el PSOE ha recortado en esta primera semana de campaña con el PP, y que la ventaja de Rajoy está ya por debajo de los dos dígitos, a menos de diez puntos. Se admite pues la derrota aunque ésta, si es de un solo dígito, parece que no fuera tan amarga. Nunca tan poco sirvió para tanto porque el candidato se viene arriba, y sube al escenario como si en el marcador fuera el primero. No es para menos. Griñán le acaba de garantizar el apoyo de Andalucía, la federación más numerosa del PSOE para después del 20-N. Y eso no es cualquier cosa para la que se avecina en el socialismo. Domina ya el registro, y cuando enfila el capítulo de derechos y reprocha al PP que no apoyara ninguna conquista se remonta hasta la Ley del Divorcio. Sigue la misma estrategia que cuando empezó la campaña, esto es advertir contra el programa electoral del PP que, según él, sólo tiene una propuesta, «la ley de los silencios», que viene a ser algo así como «rebajaré recortaré, pero no lo contaré». Una semana, dice, «es una eternidad» y 24 horas, «mucho tiempo». De momento, el Comité Electoral da por conseguido el objetivo central: «sacudir y mover a los indecisos». Dicho de otro modo: que hay movimiento y que en los primeros ocho días se ha recuperado terreno «entre nuestros votantes más críticos o desmovilizados». Su impresión es que la gente percibe «los riesgos y las incertidumbres en un posible gobierno del PP» y crece la preocupación «por el desempleo, las pensiones y los derechos laborales que el programa del PP pone en riesgo». De ahí que consideren que el debate televisivo fuera determinante, pues permitió contrastar los programas y visualizar que hay dos formas de salir de la crisis. Llega el «sprint» final.