Valencia

Una tarde en quince claves

Quince meses. Quince claves. José Tomás no decepcionó y cumplió con buena parte de los rasgos que le han elevado al Olimpo del toreo. Estas son las claves de su concepto, diseccionadas desde el prisma de su toreo ayer en Valencia.

José Tomás a la entrada a la plaza
José Tomás a la entrada a la plazalarazon

¿De qué color es el vestido?
El madrileño eligió para una tarde tan especial una terna lila y oro, colores que ya han sido testigos de algunos de sus éxitos previos.
¿A quién brinda sus toros?
El primero lo brindó a sus médicos, los que le salvaron la vida el pasado 24 de abril en Aguascalientes (México).
¿Está más delgado?
Impresionó verle volver al ruedo. Salió el último, primero Víctor Puerto, después Arturo Saldívar, y por último José Tomás. Revolución en los tendidos. Espigada figura, delgadez.
¿Vuelve a echarse el capote a la espalda y torear por gaoneras?
En el segundo toro de la tarde, rompió la plaza en ese instante. Es una de sus señas de identidad. A las 19:40, toreó por gaoneras. Y tuvo ya al público en vivo. José Tomás estaba de vuelta. Regreso de verdad.
¿Pisa los mismos terrenos?
Se la jugó como si no hubiera pasado nada. No hay terrenos con él, los del toro también son suyos.
¿Cómo estaba presentada la corrida de El Pilar?
Se lidió ayer en Valencia una corrida correcta de presentación y las reses de El Pilar enseñaban las puntas de los pitones.
¿Ha sufrido algún percance?
La plaza enmudeció en el quinto. Era el comienzo de faena, esperaba José Tomás en el centro del ruedo para torear por estatuarios. Sin previo aviso el toro lo cogió, brutal, quedó el torero en el suelo y tuvo que parar la faena unos minutos para reponerse.
¿Ha salido por la puerta grande?
El presidente le robó una puerta grande ganada a ley. Los dos trofeos del quinto eran suyos. El presidente se negó, Tomás fue obligado a dar dos vueltas al ruedo. Y de órdago acabó la bronca para el usía.
¿Le han brindado algún toro sus compañeros?
Víctor Puerto no tardó en contribuir al acontecimiento y brindó su primer toro al maestro de Galapagar. José Tomás en el callejón. Brindis largo, de compañeros.
¿Se entregó el público con él?
Hubo una perfecta comunión entre el ruedo y los tendidos. Pero la entrega no fue un regalo. José Tomás buscó y buscó. Todo valor, pureza, el José Tomás que revolucionó el mundo.
¿Respondió a la expectación deseada?
El mito, venerado en los días previos por todo Valencia, creció con tardes como la de ayer. Volvió a crear esa magia que le deja reinar en el toreo.
¿Con cuánto tiempo de antelación llegó a la plaza?
Llegó a la plaza en último lugar. Tras Puerto y Saldívar. Con los veinte minutos de rigor aún para los clarines y timbales de salida para el paseíllo.
¿Vibró el público con sus quites?
No sólo de gaoneras vive el mito Tomás. También quitó por ceñidas chicuelinas, que tuvieron su réplica por saltilleras en el capote del mexicano Arturo Saldívar.
¿Hubo emotividad?
Mucha. José Tomás volvió a demostrar que es el espada que mayor emoción transmite. Su brindis a los médicos que le sacaron del abismo de la muerte en una pequeña enfermería de Aguascalientes estuvo cargado de simbolismo.
¿Hizo honor a su mito?
Sin duda. La expectación creada no fue un preludio que le allanara el camino. El madrileño toreó fiel a su concepto y se volcó ceñido, profundo, pisando de nuevo los terrenos en que los toros cogen. Cortó una oreja en su segundo y la plaza fue un clamor solicitando la segunda oreja en el quinto.