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Azcona de velatorio

Dirección: José Luis García Sánchez. Intérpretes: Silvia Marsó, Carlos Iglesias, Blanca Romero, Mariola Fuentes, Carlos Álvarez-Novoa. España, 2011. Duración: 90 minutos. Comedia - Cine negro.

Qué gran película nos perdimos en manos de aquellos Berlanga y Azcona
Qué gran película nos perdimos en manos de aquellos Berlanga y Azconalarazon

Diga Azcona sin nombrar a Berlanga: le costará. Luis García Berlanga, uno de los grandes, el autor de obras maestras durísimas aunque empapadas de un humor negro, único y un poco amargo también sobre aquella España de los 60 y 70 en blanco y negro, pero también atestada de tonalidades grises: «Plácido», «El verdugo», «La escopeta nacional»... Películas más hondas de lo que jamás quiso reconocer el propio Berlanga por las que pululaban señores y señoras variopintos, a veces estrafalarios, otras perdidos o simplemente solos, con sus complejos, sus defectos y sus virtudes a cuestas, que no eran sino los de este país tan nuestro en el fondo. Todas aquellas cintas fueron escritas por Azcona, el guionista feroz, el hombre un poco cínico que, sin embargo, nunca pudo ver en la gran pantalla «Los muertos no se tocan, nene», una novela compendio de la obra azconiana que escribió y seguro amaba. Ahora ha tenido la valentía (y también el valor) de adaptarla García Sánchez, y él no ignora que toreaba un Miura. La fiesta, pues, está servida: un finado nonagenario al que le cuesta horrores morirse, la familia directa del fallecido que forman una niña insoportable y repipi, el hermano adolescente con las hormonas revueltas y un matrimonio dispuesto a lo que sea para mantener las apariencias. Pero también está la portera chismosa, una criada sexualmente siempre en pie de guerra, la chica guapa que se equivocó de marido y carga desde entonces con el mastuerzo. Película de aire muy teatral y estructuralmente un tanto rígida, su mayor grandeza radica en que irradia amor por un tipo de cine que se nos fue ya. Como aquella España donde acababan de llegar los televisores aunque casi siempre fallaba la señal. Qué gran película nos perdimos en manos de aquellos Berlanga y Azcona.

lo mejor:
su cuidada ambientación y que es un sentido y merecido homenaje al cine español de los 50
lo peor:
nos hace pensar qué gran cinta habría surgido de esta historia en manos del gran Berlanga