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La CEA cree factible el cambio

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La CEA cree factible el cambiolarazon

MÁLAGA- El himno del PP comenzó a sonar, atronador, y la speaker del evento, una voz en off que invadía los bafles, se dirigió a las 700 rebosantes butacas del auditorio del Palacio de Exposiciones y Congresos de Málaga. «Con todos vosotros, los mejores políticos de nuestro país», dijo como quien presenta a una banda de rock and roll. En medio del tono hiperbólico, accedían a ese barco de gargantas Arenas y Soraya, ambos en el centro de un cordón de cargos locales, provinciales y autonómicos dirigiéndose a sus asientos de la primera fila.
Ya «on the stage», el candidato popular a la Junta se estiró con planteamientos generales de gobierno, promesas de actitudes constructivas y compromisos de regeneración de la vida pública: «No quiero la gloria de la victoria, sino la responsabilidad de gobernar»; «en 2004, Málaga tenía un 15 por ciento de paro y Andalucía, un 17. Hoy, en Andalucía, un 30,93»; «me someteré al control semanal del Parlamento, propiciaré la separación de poderes e impediremos el acoso que la Justicia está viviendo con los socialistas»; «quiero que os esforcéis como si fueran unas elecciones municipales, en la proximidad, ganamos». Arenas restringió los caminos de la recuperación económica andaluza: «Estoy cansado de la milonga de la economía sostenible, nuestro desarrollo pasa obligadamente por el turismo, la agricultura y las zonas residenciales, porque somos la mejor zona residencial de Europa».

Su tono iba y venía de la arenga hasta el intimismo de dirigirse por su nombres de pila a los ocho presidentes provinciales de Andalucía o al nuevo secretario de Estado de Igualdad, el malagueño Juan Manuel Moreno Bonilla. Y así renovó la llamada a la unidad y al compromiso de cada uno de sus militantes. Fue la previsión cumplida de los foros de partido, el reforzamiento de la militancia. Este reforzamiento sólo es de consumo interno cuando lo proclaman los líderes ante sus fieles.
Pero la diferencia de este cónclave no la han aportado los ditirambos sobre el escenario, como el de ese alcalde de capital que en pleno éxtasis discursivo vaticinó que «Arenas resolverá todos y cada uno de los problemas de Andalucía». La posibilidad creciente de una victoria de los populares andaluces se sustenta en la presencia activa (y cálida) de sectores de la sociedad hasta ahora renuentes a participar en estos encuentros.

Los sindicatos, CC OO y UGT, y la patronal, CEA, sí aceptaron la invitación de convenciones regionales anteriores, como la celebrada en Córdoba en 2008. Las estructuras de las tres formaciones han mantenido una dependencia e interrelación con el poder de la administración socialista. En esta convención su influencia y dedicación ha sido más notable. Ayer LA RAZÓN confirmó que el sábado, tras la participación de sindicatos y patronal en una mesa redonda sobre políticas activas de empleo, hubo un discreto encuentro con la dirección regional del PP, donde se abordaron temas de relevancia y se midió la verdadera temperatura ante las elecciones del 25 de marzo. La temperatura que se desdibuja con el calor de la militancia y se hace más precisa con la opinión de otras estructuras, destinadas a cohabitar con el poder. Sobre las posibilidades de victoria de los populares, el presidente de los empresarios, Santiago Herrero, hizo un análisis marcado por la actualidad periodística y vaticinó que el cambio en Andalucía es muy posible. A juicio del líder de los empresarios regionales, es necesario alcanzar una reforma laboral en aspectos sustanciales como la contratación y los convenios colectivos para rebajar la alta tasa de desempleo de la comunidad autónoma.

 

Soraya y el espíritu de madre
La estética de la vicepresidenta del Gobierno no conoce rigores. Sáenz de Santamaría hace tiempo que echó al baúl el estereotipo del PP y quemó viejas fotografías. Ella, ayer, envuelta en destellos «grunge» y la hinchada femenina más clásica de los populares rendida a sus pies con pasión de gruppies. Tras el acto, adolescentes y veteranas le solicitaron autógrafos y fotos de móvil mientras andaba con dificultades para tomar un coche que la llevara al aeropuerto. Antes, encaramada al atril con un alza a juego con el color verde del escenario, había confesado la impronta de la maternidad. «Me levanto y pienso cada día en cómo se sentirán aquellos que no pueden ofrecer un futuro mejor a sus hijos. Tener la conciencia de que tu hijo, de 18 ó 20 años, va a vivir peor de lo que tú lo has hecho». En este punto, coincide con Lula. El líder de izquierdas brasileño sostiene que sus éxitos siempre se han logrado porque ha gobernado con espíritu de madre, preocupándose del que menos tiene.