Salamanca homenajea a Yourcenar 30 años después de acceder a la Academia

La Universidad de Salamanca se une a varias instituciones europeas en el homenaje a la escritora francesa, Marguerite Yourcenar, la primera mujer que accedió a la Academia de ese país, hace ahora 30 años.El director del curso de verano, el poeta Juan Antonio González Iglesias, una de las voces más firmes de las letras hispanas, que ha escrito libros como «Éste es mi cuerpo» y «Eros es más», destacó de la autora de «Memorias de Adriano», su «pertenencia a otra época, a la época literaria de la humanidad». El objetivo de estas jornadas, que se desarrollarán a partir del lunes, se centra en «empezar a consolidar a esta escritora como clásica». En este contexto, González Iglesias, quien ha impulsado estas jornadas con la profesora Lucía Lahoz, destacó la importancia de la obra de Yourcenar, por su «singularidad» y porque «ofrece la garantía de que es libre y no se deja sobornar».Por otra parte, se refirió al título elegido para el curso «Marguerite Yourcenar: el placer de la Y griega», porque la escritora cambió su apellido a partir del de su familia, que pertenecía a la aristocracia, y que no era otro que «Crayencour». La elección de su figura, remarcó, parte de que «ha influido mucho ética y literariamente en muchos ciudadanos».González Iglesias, que calificó el curso como «abierto y enigmático», reunirá como ponentes a historiadores, profesores de francés, clásicas o economía, porque la escritora «no es una persona de su momento únicamente»Vida como arteSu singularidad también se suscribe a que «fue una poeta artistas, se anticipó a lo que hoy son las ‘performances', a lo largo de toda su vida». Pero también a que fue «políticamente una independiente insobornable».Sobre este asunto se expresa Lahoz, quien la define como «una activista de su momento». Al respecto, destaca que «no fue el típico intelectual al margen». Así, se refiere a que fue pionera en la ecología o en la lucha feminista y política contra la Guerra de Vietnam.González Iglesias insiste en la cualidad «global» de la escritora, «universal, válida para todos los continentes», porque «fue muy occidental, muy oriental, aristócrata europea, ciudadana norteamericana, que se interesa por lo oriental, la cultura negra y la antigüedad». Una mujer de «espiritualidad muy fina» y de una calidad literaria única.