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Las cuentas del Rey por Carmen Enríquez
La Casa del Rey cumple lo que promete. Tal y como anunció hace un par de semanas el Jefe de la Casa, desde el mediodía de ayer se pueden consultar en la web de la Casa Real las cuentas de los ocho millones cuatrocientos treinta y cuatro mil doscientos ochenta euros que recibe el Monarca de los Presupuestos del Estado. Una medida que prueba la voluntad real de aplicar una política de mayor transparencia de los gastos e ingresos que maneja el Rey y dar a conocer las distintas partidas en las que se distribuye la cantidad asignada cada año por las Cortes.
No sólo son públicas ya las cifras de lo que cobran el Rey y el Príncipe, los únicos con asignaciones fijas, o la Reina, la Princesa de Asturias y las Infantas, con cantidades en concepto de gastos de representación, sino también datos significativos, como que los gastos de la Familia Real suponen sólo el 9,65% del total y que la mayor partida –como en cualquier gran empresa– corresponde a los gastos de personal de la Casa, el 47,89% del total, seguida de los gastos de bienes y servicios, con un montante del 38,83% del presupuesto.
¿Qué persigue la Casa del Rey con la publicación de estas cifras que seguro que a algunos les parecerán muy altas y otros las considerarán unas cantidades razonables dada la responsabilidad del Monarca al frente de la primera institución del país? Pues está claro que lo que se busca es dar a la opinión pública una información que demandaban hace años algunos partidos políticos presentes en las Cortes, como Izquierda Unida, Esquerra Republicana de Cataluña o el Bloque Nacionalista Gallego, y que también pedía la ciudadanía por medio de foros y páginas web en Internet. Una demanda que, todo hay que decirlo, no gustaba mucho en los despachos de la Zarzuela por el matiz de exigencia que contenían las peticiones de esos grupos que acusaban de opacidad a la Casa del Rey. La razón que argumentaba la Casa para no hacer pública esa información era que, según la Constitución, no había obligación de difundir esos datos ya que en el texto de la Carta Magna se especifica que el Rey dispone libremente de la cantidad asignada por las Cortes. Una prerrogativa que supone que su asignación no tiene que ser supervisada por el Tribunal de Cuentas y de la que también gozan el Congreso y el Senado.
Rigor y transparencia son los objetivos implantados por el Rey en el funcionamiento de su Casa en esta nueva etapa. Dos cualidades fundamentales a aplicar por la Jefatura del Estado dentro de la obligada ejemplaridad que deben observar los representantes de las instituciones.
Y ahora, lo que hay que desear es que cunda el ejemplo. Y los que solicitaban transparencia a la Casa Real sean los primeros en aplicarla para ellos mismos.
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