Lenguaje

Ella escucha por Paloma Pedrero

La Razón
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Dicen los neurólogos que los circuitos cerebrales de las mujeres están muy bien diseñados para captar caras y tonos de voz. Por eso las féminas, desde niñas, analizan muy pronto la aprobación social de los otros. Por eso quizá las mujeres necesitamos tanto la comunicación verbal, hablar y que nos hablen.

En los centros del cerebro para el lenguaje y el oído las mujeres tenemos un once por ciento más de neuronas que los hombres. El hipocampo, centro de la emoción y la memoria, es también mayor en nosotras.

Los varones, en cambio, tienen dos veces y media más de espacio cerebral dedicado al impulso sexual. Los pensamientos sexuales flotan en ellos muchas veces al día, obvio que muchas más que en nosotras. Asimismo ellos tienen aéreas más desarrolladas para la acción y la agresividad.
Estas variaciones pueden explicar diferencias de percepción que nos hacen pensar que el otro o la otra son verdaderamente extraños. Extraños no, lo que sí somos es verdaderamente diferentes. Por eso es importante conocer y reconocer como estamos estructurados genéticamente para entendernos.

Si somos conscientes de nuestros impulsos naturales podremos elegir entre actuar o no del modo que estos nos imponen. La empatía, por ejemplo, es fundamental para llegar a vivir en paz con el prójimo, el que no es capaz de ponerse en la piel del otro no puede comprenderlo. Y lo que no se comprende, fastidia.

Pero la biología no es un destino. La mujer puede desarrollar sus neuronas para la acción social y el hombre para la armonía. Ellos pueden aprender a leer los gestos de sus compañeras o a indagar en sus propias emociones. Nosotras a comprender su recurrente libido. O su callar.